Me
apetecía releer, dieciocho años más tarde, el libro de poemas El invierno en sus brazos, de mi hermano
Pascual García (Universidad, Murcia, 2001), un ejercicio espléndido de bellezas
y Belleza. Hay en su poesía latidos, emoción, susurros de un viento que pasa y
se lleva la vida, latidos de un corazón que se asoma con timidez al brocal de
los labios y expande su melancolía. Pascual ha encontrado el modo de decir con
sus palabras la Palabra, y en eso se revela que es un poeta de honda
configuración y de inquebrantable futuro, cuyos versos no son (no lo han sido
jamás) meros pasatiempos estilísticos, sino profunda verdad revelada e
inmortalizada en el papel.
Pascual
ha habitado las palabras y se ha hecho en ellas refugio, vivienda, hogar; y ha
aprendido a usarlas como un manto contra los fríos del tiempo. He aquí el amor,
y las caricias, y la cascada de los meses, que moja el alma de los hombres. No
es Pascual un poeta del tiempo, sino “de tiempo” (lo cual es más).
En la
lectura inicial, que hice en diciembre de 2001, subrayé en el libro estos dos
versos, que sigo encontrando magníficos: “Pasan los años y la vida tiene / el
color de los sueños incumplidos”.
Es uno de
mis poetas.
1 comentario:
¿Cómo no leerlo con semejante presentación? 😌 Venga, a por él.
Besitos 💋💋💋
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