José Cubero Luna tiene muchas patrias dentro
del corazón: desde su Cáceres natal hasta su actual residencia barcelonesa,
pasando por sus etapas vitales en Melilla, Madrid, Córdoba o Badalona. Pero una
parte muy significativa de su infancia la pasó aquí, en Murcia. El primer
testimonio de esas raíces emocionales nos lo dejó en el exitoso volumen Memorias de un niño murciano
(MurciaLibro, 2016), que ahora encuentra continuación con este Vistabella, mon amour, que publica en el
mismo sello.
El autor recupera en estas páginas todos los
mimbres con los que se forjaron sus años infantiles y adolescentes, narrados
con precisión, elegancia, afecto y gran despliegue de descripciones
costumbristas y paisajísticas: las sensaciones agridulces que siempre acompañan
al primer amor; sus expediciones por la famosa Isla de las Ratas (a la que
también dedicó un gran volumen recordatorio Santiago Delgado); el homenaje que
se tributó a unos regresados de la División Azul, los cuales se le antojaron
más atribulados que eufóricos; las sesiones de cine en los locales de Acción
Católica; un desbordamiento del río Segura, que fue acompañado por las obras de
canalización que actualmente conocemos; su leve condición de flecha dentro de la Falange, más por
disfrutar de los campamentos que por afinidad ideológica; las procesiones
religiosas que pudo contemplar (y a una de las cuales se sumó, trasladando a la
Fuensanta durante varios kilómetros); o la escasa simpatía que le generaron los
misioneros que durante aquellos años pudo conocer, mucho menos dados a la
compasión cristiana que a la exaltación intransigente.
Pero yo destacaría especialmente de esta obra
una secuencia que podría servir de argumento para una narración autónoma,
novelística: las peripecias de la Tuerta y el Legionario, donde la pobreza, el
amor, el lirismo, la fatalidad y la mezquindad se alían para inundar de
emociones el ánimo del lector.
Por
méritos propios, José Cubero Luna se ha convertido en uno de los autores de
referencia de la editorial MurciaLibro, que seguramente continuará ofreciendo
al público sus siguientes obras. Los lectores, desde luego, estamos encantados
con esa perspectiva.
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