Ser un
excelente teórico de la literatura y ser un delicioso y eficaz creador no son
atributos que suelan confluir de ordinario en la misma persona, porque la
naturaleza no transige con demasiadas vulneraciones al código de la normalidad.
Pero Basilio Pujante (Murcia, 1982) constituye en el mundo del microrrelato una
de esas gozosas excepciones: se doctoró con una tesis relacionada con el tema
y, en 2016, publicó con el sello Balduque esta maravilla que hoy comento y que
se titula Recetas para astronautas.
En sus
páginas descubrimos el desasosiego por vía intravenosa (“Cuestión de
confianza”), la inquietud que siembra en nuestro corazón un relato casi
tenebroso (“El bebé del 3º A”), la trivialidad que nos rodea y que se puede
subvertir en apenas unos segundos (“Siempre saludaba”), la increíble habilidad
del autor para trazar el retrato de una vida en apenas un folio (“Miss Pedanía”)
o la posibilidad de que los dioses no tengan la forma que solemos atribuirles
(“Dios. Una historia de amor”), entre otros.
Y, como
colofón del volumen, tres relatos de mayor extensión, protagonizados por un
bibliófilo obsesionado por coleccionar primeras ediciones firmadas por sus
autores (“El ladrón de libros”), por una niña que vive una jornada mucho más
traumática que festiva (“Comunión”) y por un joven aspirante a profesor
universitario que se verá envuelto en Suiza en una situación rocambolesca (“El
tema del doble”).
Brillante
el lenguaje de Basilio, brillante la selección de diapositivas que pone ante
nuestros ojos, brillante su amplitud temática, brillantes sus cierres. Todo en
este tomo contribuye a que el lector salga encandilado, puesto en pie, con los
ojos echándole chispas y con las manos rojas de aplaudir.
Memorable.
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