No creo
que exista ningún pueblo en España (las ciudades escapan a veces, por la
frialdad de su volumen, a esta norma) donde no circule, desde tiempo
inmemorial, alguna leyenda que se repite de padres a hijos y que mantiene viva
la imaginación de sus habitantes. En Blanca, donde yo nací, se rumoreaba sobre
la existencia de un antiquísimo e inencontrado túnel que comunicaba el castillo
con el cauce del río; y en Molina de Segura, donde ahora vivo, burbujea el
recuerdo del rey al-Samiz III, que mantuvo siempre una buena relación con el
monarca castellano Alfonso VI y que, hostigado al final de sus días por la
invasión de los almorávides, se vio obligado a huir sin poder llevarse su
descomunal tesoro, que escondió en un lugar indeterminado. A esa seductora
historia se le une el hecho de que el Cid Campeador visitó un día la localidad
en el año 1089, sin que se conozcan demasiados detalles sobre los motivos
profundos de ese viaje.
El
narrador Paco López Mengual, que tiene una fantasía desbordante y cuyo olfato
para detectar historias seductoras empieza a ser legendario, no necesita mucho
más para componer una novela, tras añadir a esas dos líneas mencionadas un buen
número de detalles intrigantes: pañuelos de la Edad Media que aparecen de
pronto en la habitación de una adolescente, enigmáticos personajes vestidos de
árabes del siglo XI, pasadizos misteriosos, un cilindro de metal donde se
oculta un mapa… El público juvenil, destinatario natural de esta novela,
quedará fascinado por la trama que el autor ha compuesto para él, donde no
faltan el sentido del humor, las referencias al mundo actual, el lenguaje
fresco de sus protagonistas, el amor a la literatura, la osadía del argumento…
y hasta algunos sustos, perfectamente dosificados y colocados en el lugar
idóneo.
Después
de haber convencido a centenares de lectores con sus novelas (El último barco a América, Maldito chino, La memoria del barro), con sus relatos cortos (La pistola de Hilarito) y con sus anecdotarios urbanos (Un paseo literario por calles de Murcia),
Paco López Mengual ha dedicado sus últimas publicaciones al público infantil y
juvenil, con títulos como ¿Te cuento un
cuento? o, ahora, con El grafiti del
Cid. Esta sorprendente versatilidad evidencia que nos encontramos ante un
creador en estado de gracia. Y sus lectores sonreímos, felices por el placer
que siempre obtenemos de sus obras.
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