domingo, 27 de septiembre de 2015

Ooparts



A las personas que no sienten curiosidad por el mundo de los misterios arqueológicos o que no conocen muchos detalles acerca de sus asombrosos meandros, el término “ooparts” les sonará a chino. Por tanto, convendrá que lo definamos de la forma más simple posible: un oopart en un objeto que, por su asombrosa textura, forma o utilidad, choca con su entorno de un modo flagrante y constituye una anomalía histórica sin explicación. Algo así como descubrir una tablet o unas gafas en un estrato del mesozoico. Los investigadores Juan José Sánchez-Oro (Madrid, 1970) y Chris Aubeck (Londres, 1971) acaban de publicar en el sello Luciérnaga un volumen donde se ofrece abundante información acerca de algunos de estos ooparts.
En la obra se realiza una selección muy cuidadosa de los más célebres, como por ejemplo ese perfecto ejemplar de trilobites que se conserva con una inesperada “huella de zapato” encima; el martillo que se encontró incrustado en una roca del Cretácico; el mapa de Piri Reis, donde aparece dibujada la costa de América antes de que Colón llegase allí; la imposible convivencia de huellas humanas y de dinosaurios en estratos antiguos fosilizados del río Paluxi (en los Estados Unidos); las inauditas figuras de Acámbaro, que representan a algunas especies de dinosaurios en una época en que los indígenas mexicanos ignoraban su existencia; las célebres calaveras de cristal que terminaría popularizando el cineasta Steven Spielberg en una de las aventuras de Indiana Jones; el complejo mecanismo de Antikythera, donde las ruedas dentadas se ensamblan entre sí de un modo enigmático y prodigioso; la losa sepulcral de Palenque (Yucatán), en la que parece contemplarse con nitidez a un astronauta subido en su nave... Los fenómenos extraños y los objetos inexplicables se ordenan y comentan con todo lujo de detalles en este libro.
Pero lo más sorprendente del asunto es que los autores, lejos de dejarse llevar por la típica parafernalia esotérica (que mancha y vuelve ridículos tantos volúmenes infumables de este género), van desmontando uno a uno todos los ooparts, encontrándoles en un 90% de los casos una explicación plausible con razones históricas, artísticas o científicas. No se trata, en absoluto, de negar la existencia de fenómenos u objetos inexplicables, sino de insistir en que para dar por bueno un oopart “deberíamos contar con pruebas de calidad. Lo contrario obliga a caminar siempre por el peligroso alambre de la pura especulación o la libre interpretación, donde acostumbran a pasear, también, muchos funambulistas de la verdad” (página 111).

La parte final del tomo me ha parecido especialmente llamativa, porque muestra ejemplos de ooparts que, no siendo tan conocidos, desafían aún las explicaciones ofrecidas por el siglo XXI, como ese pilar de hierro de siete metros de altura que se yergue en las inmediaciones de Nueva Delhi desde hace mil años y que no presenta signo alguno de oxidación; o ese acero de Damasco cuya composición química ha sido un auténtico quebradero de cabeza para los especialistas durante centenares de años; o el misterioso vaso de Licurgo, que no ha sido explicado sino muy recientemente, gracias a la nanotecnología. ¿Cómo es posible que personas de hace siglos, con unos conocimientos técnicos que suponemos rudimentarios, pudieran concebir y llevar a la práctica esos objetos inigualables? Libros como éste nos ayudan a mantener la mente siempre abierta.

No hay comentarios: