Lo
conocemos, sobre todo, por Momo y por aquel prodigio titulado La
historia interminable (no dejen de poner la novela, mejor que la película,
en manos de sus hijos), pero Michael Ende también escribió historias más
breves, como El secreto de Lena, que ahora termino en la traducción de
Marinella Terzi e ilustrada por Jindra Capek. Se trata de una fábula moral
sobre una niña díscola e irascible, que disfruta llevando la contraria a sus
padres y que no consiente en modo alguno que ellos procedan de la misma forma.
Para lograr que siempre acaten sus decisiones acude hasta el consultorio de un
hada que tiene seis dedos en cada mano, la cual le entrega unos terrones de
azúcar que facilitan un hechizo escalofriante: una vez que sus padres se los
coman, disueltos en el té, verán cómo su estatura se reduce a la mitad en cada
ocasión en que le lleven la contraria. Resulta fácil imaginar el alborozo de la
niña, que aplica de inmediato la receta.
Desde
ese instante, sus progenitores se van encogiendo hasta alcanzar unas
dimensiones liliputienses, y esto termina por agobiar a la desaprensiva
chiquilla, que vuelve hasta el local del hada en busca de una solución.
Entonces descubrirá el altísimo precio que deberá abonarle para revertir el
angustioso proceso.
Escrita con gracia y fluidez, esta educativa narración resulta idónea para leerla por las noches a nuestros hijos más pequeños. Les gustará tanto como a nosotros.
1 comentario:
Qué bien me va a venir este libro, amigo Rubén, ahora que tengo nietos pequeños. Me parece muy bueno, por educativo sobre todo, para leérselo a los niños cuando entran en esa etapa en la que todo es NO y llevar la contraria a los padres.
Un fuerte abrazo
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