miércoles, 8 de junio de 2022

Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos

 


Que el género negro es ahora mismo uno de los más frecuentados y leídos de España no es información que pueda sorprender a nadie: los escaparates de las librerías están repletos de títulos de esa temática, proliferan las Semanas donde se habla de ellos (Getafe, Gijón, Valencia, Cartagena, Córdoba), hay editoriales que publican mucho y bueno en el ámbito negro (estoy pensando en Erein) y los periódicos ofrecen continuas informaciones en sus páginas culturales sobre sus autores más significativos.

Precisamente ahora acabo de terminar una novela de ese tipo, que me ha gustado muchísimo y que tiene la particularidad de que dos autores experimentados del género (Alfonso Gutiérrez Caro y Antonio Parra Sanz) unen sus talentos para redactarla. Y no sólo unen sus talentos, sino que unen (en un consorcio simpático y altamente eficaz) a sus criaturas narrativas, que suman fuerzas para resolver un complicado caso: Alfonso Gutiérrez aporta a Samuel Alonso, quien recibe el encargo de localizar a un chico llamado Cristian; y Antonio Parra añade a Sergio Gomes, que debe localizar a una chica llamada Carmen. Los hilos de sus largas investigaciones los llevan a confluir en Mister Witt, mítico local cartagenero; y deciden trabajar juntos después de descubrir que Carmen y Cristian son pareja.

Nadie, absolutamente nadie, saldrá defraudado de esta lectura. Los lectores de Cartagena se encontrarán con el instituto Mediterráneo (donde enseña Ascensión y al que se acerca su marido Rocamora), con la polifacética artista Ana Ballabriga o con la joven cantante Lydia Martín. Los lectores amantes del género negro se encontrarán con persecuciones, disparos, traiciones, robos de dinero, matones inquietantes, golpes en la nuca, pasadizos secretos, hospitales y policías. Y los lectores (simplemente eso: lectores) se encontrarán con un continuo despliegue de humor, ironías, excelentes descripciones, sintaxis admirable y unos diálogos tan convincentes como inolvidables.

Si quieren disfrutar este verano de una novela estupenda (o regalarla), pueden acudir sin dudar a Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos, editado por Cosecha Negra Ediciones. Creo que me agradecerán el consejo.

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