Me termino una espléndida novela corta de Antonio Soler, que
se titula La noche (Destino, 2005) y
que está ambientada en el mundo del circo, con unos personajes maravillosamente
trazados (el enano Fajardo, el Bala, la equilibrista Analía, el director don
Pololo), una trama que no tiene la menor importancia si la comparamos con el exquisito
formato lírico que el autor le da, y un espléndido montaje de planos temporales
y narrativos, donde resultaría difícil encontrar algún fallo o alguna fisura.
Ha habido una escena que ha conseguido seducirme de forma especial: aquella en
la que el narrador (el hombre-bala) nos traslada la visión de su padre muerto.
Si la pregunta que se me formulara ahora sería por qué no
frecuento más las obras del malagueño Antonio Soler, no sabría qué responder.
El azar, simplemente. Me gusta mucho la forma en que escribe, así que no me
sorprendería mucho que sus libros comenzaran a aparecer en este Librario.
Subrayo en el tomo (y reproduzco aquí) esta frase: “El río del Tiempo sólo tiene fijación en la memoria, que es una presa que retiene su caudal”.
1 comentario:
Pues me fijo yo también esta frase, me encanta. Una obra interesante, si.
Besos.
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