lunes, 28 de septiembre de 2020

Antes del Paraíso

 


He estado a punto de comenzar esta nota de lectura afirmando que Pedro Ugarte es un magnífico constructor de ficciones; pero la sensatez y el recuerdo de sus libros anteriores me han hecho detenerme y cambiar de idea, para expresarlo con más exactitud. Porque lo que en verdad quería decir era que el escritor bilbaíno es un excelente constructor de realidades. Dotado de una endiablada frescura narrativa, Ugarte instala al lector en un marco de acciones y personajes tan poderoso, tan definido, tan adornado de matices, que resulta difícil encasillarlas con la exigua etiqueta de “relatos”, que parece remitir a un panorama ficticio. Su propuesta, por el contrario, siempre es más rica, más poliédrica, más vital: lo que deja en nuestras manos es un universo vivo, un fragmento de realidad pura, un cuadro verdadero.

Todos sus personajes brotan de las páginas y se instalan, para siempre, en nuestro corazón: el hijo aburrido de escuchar las ensoñaciones monárquicas de su madre, tan asfixiantes como injustificadas; la pareja que sospecha una argucia mezquina en sus amigos, que tal vez han mentido sobre un boleto de lotería premiado; el padre quisquilloso que jamás se compra un coche, aunque visita con su hijo mil y un concesionarios, mareando a los vendedores; el divorciado que se ve envuelto en una agresión, perpetrada ante su hija; el niño que, isla en una familia de ramas estériles, se convierte en objeto de mimos hiperbólicos por parte de todos sus parientes; el hombre que se queda solo y silencioso en casa, cuando su esposa decide abandonarlo… Todos ellos conforman un cosmos que palpita, que nos resulta fácil de identificar y de sentir, porque es muy parecido al que nos rodea en nuestro día a día. Y ese poder que Pedro Ugarte demuestra, ese vigor a la hora de construir sus páginas, es la señal que nos adhiere magnéticamente a sus libros.

El escritor bilbaíno ingresó hace ya tiempo en el panteón de los mejores cuentistas españoles vivos, de eso no me cabe duda. Y si ustedes leen este libro creo que no la tendrán tampoco.

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