En las
relaciones humanas no todo se puede decir. Siempre queda (tiene que quedar) un
fondo oscuro, clausurado, estanco; una bodega a la que no dejamos acceder a las
demás personas, porque intuimos que en ella encontrarían detalles de nosotros
que las defraudarían o espantarían. Y esta verdad psicológica alcanza mucha
mayor intensidad en las relaciones amorosas, allí donde hay secretos que no
constituyen mentira sino protección, y silencios que se erigen en fortalezas
dentro de las cuales vivir o sobrevivir.
La
hispanouruguaya Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) nos propone en su último
libro, Todo lo que no te pude decir,
una reflexión pulposa sobre ese tipo de relaciones en las que encontraremos mil
detalles asombrosos: tatuajes cuyo origen resulta tan doloroso para su
propietaria que se niega a explicarlos; inclinaciones sexuales que los demás
contemplarán con espanto, pero que los protagonistas sienten latir en sus
corazones y en sus cuerpos; mulatas que saben de tratos sentimentales para
sobrevivir y protegerse de la soledad; mujeres que huyen de militares
violadores y que buscan en puertos lejanos un espacio donde habitar la luz de
otra forma; o cuidadores del zoo que se ven implicados en una relación erótica
con una mona. En todas las narraciones que conforman el volumen se aprecian
hilos, suturas, engarces que los unen entre sí, formando una malla que los
asemeja a una estructura híbrida entre los cuentos y la novela, tan rica como
poliédrica.
En ese
tejido (que, siguiendo la idea del caravaqueño Miguel Espinosa, podríamos
llamar “libro”, sin necesidad de más etiquetas) nos encontraremos con Suárez,
el investigador en psicología de primates; con el comisario Fonseca, divorciado
y a punto de jubilarse; con la prostituta Silvia, tan hermosa como enigmática;
con Laura, que se enamora tumultuosamente y que quiere desentrañar todos los
detalles sobre el pasado de la persona amada; con Flor, una isleña cuya
capacidad de seducción está ligada a su inteligencia, y no tanto a su cuerpo; o
a la psicóloga “madura, más bien fornida y con gafas de miope” que atiende a un
personaje en las páginas finales del volumen, que tratará de sanarlo de sus
obsesiones.
Cristina Peri Rossi,
elegante, eficaz, habilidosa, consigue que todas las historias contenidas en
este trabajo (en las cuales siempre existe un desequilibro evidente entre las
partes de la pareja) encajen y se completen, hasta formar una red de enorme
intensidad y de notable belleza.
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