sábado, 10 de febrero de 2018

Todo lo que no te pude decir



En las relaciones humanas no todo se puede decir. Siempre queda (tiene que quedar) un fondo oscuro, clausurado, estanco; una bodega a la que no dejamos acceder a las demás personas, porque intuimos que en ella encontrarían detalles de nosotros que las defraudarían o espantarían. Y esta verdad psicológica alcanza mucha mayor intensidad en las relaciones amorosas, allí donde hay secretos que no constituyen mentira sino protección, y silencios que se erigen en fortalezas dentro de las cuales vivir o sobrevivir.
La hispanouruguaya Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) nos propone en su último libro, Todo lo que no te pude decir, una reflexión pulposa sobre ese tipo de relaciones en las que encontraremos mil detalles asombrosos: tatuajes cuyo origen resulta tan doloroso para su propietaria que se niega a explicarlos; inclinaciones sexuales que los demás contemplarán con espanto, pero que los protagonistas sienten latir en sus corazones y en sus cuerpos; mulatas que saben de tratos sentimentales para sobrevivir y protegerse de la soledad; mujeres que huyen de militares violadores y que buscan en puertos lejanos un espacio donde habitar la luz de otra forma; o cuidadores del zoo que se ven implicados en una relación erótica con una mona. En todas las narraciones que conforman el volumen se aprecian hilos, suturas, engarces que los unen entre sí, formando una malla que los asemeja a una estructura híbrida entre los cuentos y la novela, tan rica como poliédrica.
En ese tejido (que, siguiendo la idea del caravaqueño Miguel Espinosa, podríamos llamar “libro”, sin necesidad de más etiquetas) nos encontraremos con Suárez, el investigador en psicología de primates; con el comisario Fonseca, divorciado y a punto de jubilarse; con la prostituta Silvia, tan hermosa como enigmática; con Laura, que se enamora tumultuosamente y que quiere desentrañar todos los detalles sobre el pasado de la persona amada; con Flor, una isleña cuya capacidad de seducción está ligada a su inteligencia, y no tanto a su cuerpo; o a la psicóloga “madura, más bien fornida y con gafas de miope” que atiende a un personaje en las páginas finales del volumen, que tratará de sanarlo de sus obsesiones.
Cristina Peri Rossi, elegante, eficaz, habilidosa, consigue que todas las historias contenidas en este trabajo (en las cuales siempre existe un desequilibro evidente entre las partes de la pareja) encajen y se completen, hasta formar una red de enorme intensidad y de notable belleza.

No hay comentarios: