Continúo con la
lectura de Elias Canetti. Son ahora los Apuntes
1992-1993, en la traducción de Juan José del Solar (Anaya & Mario
Muchnik, Madrid, 1997). Pero esta vez, por desgracia, no me ha gustado. La
cantidad de informaciones y de reflexiones que me han llegado de su lectura se
han reducido muchísimo con respecto al volumen anterior, que reseñé hace poco. ¿Se
fue volviendo Canetti más y más críptico con la vejez? ¿Recortó demasiado la
conexión lógica de sus pensamientos? ¿Se enclaustró en un cierto autismo
autorreferencial? No lo sé. Sólo sé que me paro a meditar los aforismos y soy
incapaz de desentrañarlos y saber a qué se refiere. Obviamente, eso reduce el
placer lector y anula (al décimo o vigésimo reto “traductor” frustrado) todo
interés para mí. Se impone un barbecho con este autor.
“(La psicología)
Amplía los enigmas que pretende resolver”. “Uno se enamora de una mujer para
destruirle su pasado”. “Nada desea tanto el viejo como impartir consejos”. “Es
indiferente lo que lea, siempre quiere decir algo él mismo”. “Sólo cuenta el
saber vacilante”. “¿Cómo puede querer pasar por sabio alguien que se conoce?”.
“El hombre es un leño que se arroja él mismo al fuego”. “Los inadaptados son la
sal de la Tierra”. “De quien mucho dice se olvida incluso lo poco que podría
quedar”.
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