viernes, 24 de noviembre de 2017

Las alas en el aire



Eliodoro Puche se quitó la H del nombre como homenaje a su madre, que no la escribía. Y nos dejó escritos algunos poemas realmente hermosos, que sufrieron una difusión menos notable de la que quizá hubiera sido justa. Ya muerto el autor (nos dejó en 1964), hemos tenido la suerte de que algunas de sus obras fuesen publicadas en libro, para poder gozar de ellas.
El volumen que ahora manejo (editado por la Obra Cultural de CajaMurcia) me ha permitido conocer Las alas en el aire, ochenta páginas de versos sencillos, de desnudez maravillosa, donde burbujea la voz pura del escritor lorquino. No se somete a métrica ni a rimas, de tal manera que el río sereno de su voz fluye con naturalidad dulce, para modular poemas íntimos, filosóficos, amorosos y, en algún caso, incluso juanramonianos (“El cuadro interior”) o nerudianos (“La casa de tu amor”).

Eliodoro Puche nos va dejando en los ojos, página tras página, sus confesiones estilísticas (“Mi sencillez es tal que es complicada”), sentimentales (“Con qué avaricia / atesoré para tu invierno / lo más precioso de mi amor”) y vitales (“Soy un coleccionista de horizontes”). Al final, sentimos que este conjunto de textos constituyen casi una audición: es como si el poeta se hubiera sentado junto a nosotros y, con voz lenta y sabia, nos susurrase sus corolarios de vida. Tan sólo por ese detalle (y por poemas como “Belleza”, que llena de luz la página 24) ya habría merecido la pena acercarse hasta sus versos.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Yo ya he dicho muchas veces que necesito poesía para vivir, no concibo leer narrativa si no la intercalo con poesía, no encuentro mejor manera de desintoxicarme y dejar mi mente preparada para un nuevo libro...ea.

Tomo nota Profesor.
Besitos.