Dictaminó Jorge Luis Borges, en una de sus páginas
memorables (el adjetivo resulta ocioso, bien es verdad: todas las suyas lo
son), que un escritor construye siempre en sus obras, con lenta parsimonia, un
catálogo de amaneceres, pagodas, espadas, árboles, monedas, odios, gestos e
interrogaciones y que, cuando llega al ocaso de su vida, descubre con estupor
que ese paciente laberinto compone la imagen de su cara. Podría también haber
extendido esa observación a sus lecturas: es probable que todas las páginas que
desfilan por los ojos, por el corazón y por el cerebro, precipiten de manera
lenta o acelerada, evidente o invisible, hasta convertirse en la médula de tus
huesos, en la sangre espiritual que fluye por tus venas, en tu rostro auténtico.
Manuel Moyano reúne en Noventa libros y un film (volumen que edita el sello MurciaLibro)
una breve muestra de sus paseos literarios y cinematográficos, que nos permiten
descubrir no solamente qué obras han suscitado su interés como reseñista en los
últimos tiempos sino, sobre todo, la calidad inmarcesible de su prosa, que no
baja ni un solo peldaño para amoldarse a las tareas ancilares de la “prosa
efímera” de los periódicos. Así (y la aportación de un ejemplo resultará
suficiente para ilustrar la evidencia), cuando aborda el análisis de la obra Desgarrados y excéntricos, de Juan
Manuel de Prada, afirma: “Resucitados por este sacerdote irreverente,
escritores refractarios a la gloria brotan como zombis de las catacumbas del
olvido, deslumbrados por la luz de las candilejas tras décadas de un sueño
pegajoso y lustral” (p.15).
Confeccionadas con esa prosa de brillo mesetario,
Manuel Moyano arracima aquí reseñas zumbonas (como la que dedica al delirante
tomo Hercólubus), comentarios neutros
(como el que dedica a la novela Esclavos
de la oscuridad) y tributos encendidos a aquellos autores a los que admira
de forma constante y notoria. Entre ellos sobresalen las figuras de Jon Bilbao
o Ángel Olgoso, a quienes consagra varias menciones elevadamente elogiosas. De
los relatos del asturiano afirma que lo confirman como “uno de los nuevos
baluartes del género en nuestra lengua” (p.62); y del granadino asevera que la
suya es “una de las prosas más exquisitas jamás escritas en castellano” (p.30).
Lector inteligente y proteico, Manuel Moyano se
apresta en estas páginas a dar cuenta de novelas, libros de microrrelatos,
volúmenes de divulgación científica o clásicos reeditados, que son abordados
siempre con elegancia para conformar unas reseñas que, pese a la condición
volátil que tienen por su condición misma, se leen con embeleso. El sello
MurciaLibro continúa enriqueciendo su catálogo con autores de primera línea.
1 comentario:
No conocía el libro. Me ha aparecido muy interesante.
Un abrazo.
Yolanda
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