Un escritor llamado Flavio Tursi firma un pacto con
el Diablo para, a cambio de su alma, gozar del éxito absoluto y ser considerado
el mejor literato de todos los tiempos; un satélite en órbita queda
desconcertado cuando comprueba en sus registros que no queda más vida en la
tierra que un rebaño de ovejas custodiado por unos perros (y asediado por otros
perros); un gitano granadino que recibe, justo en el instante de su nacimiento,
el impacto de un rayo energético donde se almacena una sabiduría estelar que
determinará su existencia; un científico enloquecido llamado Nanda, quien
genera un desastre mundial de dimensiones apocalípticas; una tribu africana que
tiene en sus manos el poder de mantener en orden el universo; unos curiosos
experimentos para vulnerar las barreras entre el mundo onírico y la realidad;
una casa inabarcable, llamada Mansión, que conecta épocas y mundos de forma
mágica…
Todas estas historias fascinantes son desgranadas
por los miembros del Círculo de Jericó ante un escritor, su esposa y su hija,
que se encuentran de vacaciones en la Costa
Brava y que se ven atrapados por una tormenta en el apagado
volcán de Santa Margarita. ¿Y quiénes forman ese enigmático Círculo? Pues unos
hombres y mujeres de lo más variopinto: una dama rumana que chapurrea un
español sumamente gracioso, un sacerdote iracundo y de gestos agrios, una
médium que para entrar en trance requiere el auxilio hipnótico de su esposo, un
prestidigitador dotado de una inaudita habilidad casi mágica… Siete personas
cuya tarea (ellos mismos se lo explican así al escritor-narrador) consiste en
mantener firme la realidad del cosmos relatando historias. Solamente al final,
cuando las haya escuchado todas y la familia se encuentre meses después de su
casa, comprenderá el auténtico sentido que tuvo el encuentro entre su familia y
los componentes del Círculo.
Nos hallamos, pues, ante un tomo de relatos con
marco (similar en su espíritu al Decamerón,
El conde Lucanor y otros volúmenes
parecidos), que se lee con un asombro constante y que nos regala personajes de
inolvidable factura: Gedeón Montoya, el Hombre Dormido, el doctor Pétalo,
madame Kádár… Decir que el tomo es excelente y que deslumbra de principio a fin
resultará tan exacto como ilustrativo, pero les garantizo que no existe mejor mecanismo
de comprobación que leerlo y quedarse, literalmente, conmocionado y con la boca
abierta.
Pongan este libro en su mesilla de noche y
disfruten de uno de los grandes maestros de la fantasía mundial.
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