Dos
personajes (con el añadido de algunos anecdóticos) protagonizan estas tres
famosas y aparentemente inconclusas Noches lúgubres, del militar
gaditano José Cadalso: el primero se llama Tediato y es un hombre arrebatado y
sufriente, que descree de todos los seres humanos (“Tan despreciables son para
mí muertos como vivos; en el sepulcro, como en el mando; podridos, como
triunfantes; llenos de gusanos, como rodeados de aduladores”) y que se muestra
incluso reacio a admitir la existencia de la amistad (“Todos quieren parecer
amigos: nadie lo es”). Sabemos de él que su posición social y su posición económica
son desahogadas, pero que la desesperación lo ha llevado hasta el nihilismo; el
segundo se llama Lorenzo y ejerce tareas como enterrador, además de padecer una
infinitud de penurias que incluyen la pobreza, el decaimiento y la defunción de
varias personas importantes de su entorno. El vínculo entre ellos se produce
cuando Tediato paga a Lorenzo para que, sin formular preguntas ni oponer bobas consideraciones
religiosas o morales, saque a la luz los restos putrefactos de una dama, los
cuales Tediato desea llevar a su casa para después, tumbándose a su lado,
pegarle fuego a la vivienda y que las llamas unan y purifiquen a ambos.
Como
se puede observar, un arrebato inequívocamente aromado con los perfumes
malditos y hediondos del Romanticismo, deudores de la patología.
Como Dios aprieta, pero no ahoga, la obra es muy breve.
1 comentario:
Durante mis años de profesor leía con los alumnos algunos pasajes de sus "Cartas marruecas" en las que criticaba el carácter y alguna de las costumbres españoles muy en línea con lo que luego harían los escritores costumbristas del XIX. Cadalso fue un romántico adelantado o, mejor, un romántico en el período en que tal movimiento se dio en Europa. Aquí, en España, como tantas veces y en tantas cosas, llegamos al Romanticismo tarde. José Cadalso, seguramente por su profesión militar que le puso en contacto con muchas personalidades e ideas europeas se impregnó de las mismas mucho antes que otros. Con todo y con eso a mí sus "Noches lúgubres" siempre me parecieron demasiado impostadas, falsas, poco verosímiles. Aplaudo tu línea final: «Como Dios aprieta, pero no ahoga, la obra es muy breve.» (ja, ja...)
Te deseo un agradable fin de semana
Un abrazo
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