domingo, 21 de mayo de 2023

Ética para Amador

 


Debe de hacer unos treinta años que leí esta Ética para Amador (juraría que fue mi primer libro leído de Fernando Savater); y aunque he olvidado las frases que subrayé entonces en mi ejemplar (se quedó en mi antigua casa tras el divorcio: estoy utilizando una edición más moderna), sí que recuerdo que se trató de una lectura grata y enriquecedora, que coincidió con mis primeros tiempos como profesor de literatura. Ahora, cuando estoy viviendo la etapa contraria (mis últimos tiempos como docente), revisito aquellas páginas deliciosas; y vuelvo a sonreír con los ejemplos, vuelvo a cabecear afirmativamente con el desarrollo y con las conclusiones, vuelvo a maravillarme con la forma contundente y sencilla con la que el filósofo de San Sebastián articula y encadena sus ideas, de una gran solidez.

Explica Savater que los seres humanos “por muy achuchados que nos veamos por las circunstancias, nunca tenemos un solo camino a seguir sino varios” (p.24), y eso implica que debemos hacer uso de nuestra libertad para optar. Nadie puede guiarnos en ese camino, porque cada persona elige su propia posición frente al mundo, su modo de actuar, su modo de ser. Eso implica que la ética, en un sentido amplio, se podría definir como el “arte de vivir” (p.27), porque si bien raramente nos resulta posible elegir lo que nos pasa, sí que podemos decidir casi siempre lo que hacer frente a lo que nos pasa. Esas respuestas han de ser abordadas de forma razonada, lenta y personal (“No le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: pregúntatelo a ti mismo”, p.51). De tal forma que cuando obramos mal, porque no hemos calibrado de manera adecuada las repercusiones de nuestros actos, se produce el remordimiento. Lento, convincente y socrático, Fernando Savater ilumina los pasillos, para explicarnos a continuación que siempre seremos nosotros quienes elijamos cuál de ellos atravesar; y que esa tarea implica dificultades, reflexiones, ponderación, evaluación de matices y, por fin, decisión. Nadie puede guiarnos en esa ruta: cada uno de nosotros es el capitán del barco, el marinero, el barco mismo y la brújula. Todo a la vez y atrozmente. Todo a la vez y gozosamente. Que comience la travesía.

Ética para Amador es un hermoso vaso de agua, tan refrescante como imposible de resumir o explicar. Les invito de corazón a que se sumerjan en sus páginas, si no las conocen: creo que me agradecerán el consejo.

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