domingo, 31 de julio de 2022

Zeppelin

 


Cuando llegó a mis manos el libro Zeppelin, con el que José Manuel Martín Peña obtuvo el premio Manuel Llano en 2006 (editado al año siguiente por Pre-Textos), lo primero que pensé fue en su brevedad. Era tan delgadito, tan tenue… Luego leí la pestaña biográfica del autor y me enteré de que, como Bukowski o Sánchez Bautista, trabaja como funcionario de Correos. Cuando terminé de leer sus páginas tuve la impresión de que acababa de pasar mis ojos por encima de una hoja seca, en el suelo del otoño: una hoja bella, melancólica y frágil.

Había conocido en dos horas los esfuerzos de su madre por aportar algo de dinero a la maltrecha economía familiar; había recibido las excelentes, breves, hermosas semblanzas de sus compañeros de infancia (muchas de ellas tristes, porque el tiempo golpeó a sus protagonistas con un futuro gris, malherido por las drogas o las equivocaciones); había acompañado al narrador a coger mariposas; y lo había acompañado cuando, al volver de la mili, entró de nuevo en el Zeppelin y se encontró con sus antiguos amigos de la niñez. Y en cada uno de los apuntes me asaltó la misma belleza melancólica de la prosa.

Delicadísimo.

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