viernes, 29 de julio de 2022

La muerte del Pinflói

 


Tenía muchas ganas (¿para qué voy a decir otra cosa?) de volver este verano a encontrarme con el Endocrino, después de haber leído, en el verano de 2018, El verano del Endocrino. Este aparente trabalenguas podría ampliarse realizando alguna referencia al sol que nos golpea y a Baile del Sol, la magnífica editorial que ha vuelto a apostar por el extremeño Juan Ramón Santos, pero no quiero abusar de la amable tolerancia de mis posibles lectores. Lo importante es que se queden con el dato esencial: La muerte del Pinflói. Así se llama la última propuesta del autor que, hace pocos meses, nos daba la alegría de alzarse con el triunfo en el premio Edebé de narrativa infantil y que, sin apenas dejarnos tiempo para dejar de aplaudir, nos coloca en las manos esta nueva obra, donde muerte, esoterismo, drogas y misterios se entrelazan para mantenernos con los ojos pegados a las páginas sin posibilidad de abandono.

El comienzo es engañosamente plácido: Paulino, un drogadicto de poca monta y adornado con escasas luces, aparece muerto en la orilla de un pantano. Sus manos (tranquilamente colocadas sobre el estómago), su expresión (feliz, serena) y la ausencia de signos de violencia llevan a la policía a concluir que se trata de una muerte casual o, en todo caso, de un suicidio indoloro. Pero el Endocrino (ese fascinante personaje que llegó a Labriegos meses atrás y al que todavía aureolan todo tipo de interrogantes y misterios) no parece tan convencido con la hipótesis; y decide emprender una exhaustiva investigación con la ayuda de Constante, el maestro de escuela que ya lo acompañó en pesquisas anteriores.

Como se trata de una novela detectivesca, omitiré cualquier otra información relacionada con su argumento para que sean los lectores quienes descubran paso a paso los detalles y vayan conociendo a los diferentes personajes que, surgiendo aquí y allá, van enredando la trama. Lo que sí quiero es llamar su atención sobre la espléndida calidad de la prosa de Juan Ramón Santos, uno de los narradores más exquisitos del panorama actual, que escribe como quien compone música. Les aseguro que no se van a sentir defraudados en ningún momento si deciden sumergirse en esta nueva aventura: ni desde el punto de vista argumental, ni desde el punto de vista psicológico, ni desde el punto de vista literario. Una auténtica maravilla, oigan.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Pues aunque te leí en su momento la otra reseña sobre este escritor y su Endocrino, a día de hoy nada he leído suyo. Tomo nota de este título que me parece muy simpático.
Un abrazo