Como hago con periodicidad, busco un libro de artículos de
Javier Marías y me sumerjo en sus páginas, sabiendo (o al menos imaginando) que
me va a gustar el paseo que emprenda por ellas. Y con Demasiada nieve alrededor vuelve a ocurrirme: sus temas me interesan,
sus análisis me convencen y su prosa me fascina. No resulta extraño: sus textos
periodísticos logran siempre mi atención y mi aplauso… aunque reconozco con
pesar que sus novelas me resultan bastante menos admirables. Justo al revés de
lo que me ocurre con Arturo Pérez-Reverte.
En esta ocasión, encuentro en el volumen los continuos
berrinches en los que incurre la Iglesia Católica, cuando la sociedad no se
comporta como la sacrosanta y rancia institución quisiera; los disparates que
perpetran, sin ningún tipo de filtro o de control, muchos traductores que
trabajaban para importantes editoriales; la preocupante deriva totalitaria que
se observa ya en muchas sociedades occidentales (incluso los Estados Unidos y
Gran Bretaña); la inveterada tendencia al ruido que exhiben las ciudades
españolas (y sus vocingleros habitantes); la postura enérgica que debe
mantenerse ante los desafueros de la intransigencia o la barbarie (“Creo que lo
más dañino que puede hacerse ante ciertos abusos es no pararlos”); las prisas
irracionales y más bien desconsideradas que exhiben quienes desean que hagas
algo para ellos; el bobo corporativismo que muestran casi todos los colectivos,
mostrándose ofendidos cuando se señala el disparate, la torpeza o el delito
cometidos por uno de sus integrantes; la sandez de promover boicots contra
productos de un país o de una región porque no guste la política que se está
haciendo en ellos; las abusivas celebraciones que se organizan alrededor de
cualquier suceso histórico o artístico, y que nos llevan a detestarlo por
extenuación; la burda torpeza mercantil de que se reformen las ciudades con un
ojo puesto en los turistas; o el flagrante desinterés que se siente en España,
tanto a derecha como a izquierda, por las verdades de una guerra civil en la
que ambos bandos cometieron truculencias que no desean recordar.
Sé que dentro de unos meses volveré a buscar otro tomo de artículos de este autor; y sé que me fascinará de nuevo. Estoy deseándolo.
2 comentarios:
Hola, Rubén:
Compre o no compre El Pais los domingos lo que nunca me pierdo es el artículo de Javier Marías. Me encanta cómo escribe y lo bien que atina en los asuntos que aborda. Por los berrinches que a veces suscitan sus artículos entre los lectores del periódico estoy expectante ante la posible salida -muchos de sus lectores así lo piden- del mismo. Me parecería fatal pero en los tiempos de intransigencia que vivimos no me extrañaría que pudiese suceder.
Un abrazo
Creo que es como una especie de tradición leer a Javier Marías aunque no leas el periódico, al menos en mi casa 😅😅😅
Besos.
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