Pol es un
joven moderno que vive en un piso de estudiantes y que disfruta de dos grandes
pasiones, a las que dedica buena parte de su tiempo libre: su moto y los chats
de ordenador. En uno de estos últimos lleva meses relacionándose con una chica
llamada Krys, que lo tiene absolutamente enamorado. Ha intentado varias veces
quedar con ella, pero la muchacha siempre se muestra esquiva ante esa posibilidad…
hasta ahora. De pronto, la joven da su brazo a torcer e invita a Pol a que
acuda a una cita. Resulta fácil imaginar el alborozo que éste siente cuando, en
medio de la lluvia, se sube a su moto de gran cilindrada y se dirige hacia el
lugar donde Krys lo está esperando. Por desgracia, la humedad del suelo provoca
que tenga un accidente bastante aparatoso, del que logra salir ileso. Pero a
partir de ese instante es cuando su vida se verá torpedeada por infinitos y
misteriosos sucesos, que lo llenarán de zozobra: calles desiertas y con poca
luz, policías que lo retienen y le muestran fotografías para que identifique a
Krys, laberintos subterráneos llenos de ratas, matones que lo asaltan,
emboscadas en el parque Güell, fugas in extremis, extraños mensajes que llegan
a su móvil… Pol se muestra incapaz de entender lo que está pasando, pero tiene
una idea bien asentada en su cerebro: debe continuar hasta el fin, porque
quiere quedarse para siempre con Krys. Es la mujer de su vida y no está
dispuesto a renunciar a ella por grandes que sean los peligros que lo acechen o
por truculentas que resulten las situaciones en que se vea envuelto…
Care
Santos nos plantea en estas páginas un thriller juvenil de sólida textura,
donde el mundo de los videojuegos y el amor se entrelazan para seducir a los
lectores adolescentes. Al final, cuando ya resulta complicado discernir entre
la realidad y la ficción, los límites de los personajes se difuminan hasta un
punto casi inquietante. El experimento narrativo, que era difícil, queda
superado con nota.
1 comentario:
Es que Care es Care... 🤗💋
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