No tengo —no puedo tener— duda alguna: este Oficio de tinieblas 5 es uno de los
libros más llamativos, anómalos y peculiares que he leído en mi vida. Por su
heterogéneo catálogo de monstruosidades, ideas, pulsiones, angustias, rarezas y
clarividencias, el tomo se escapa a los moldes tradicionales para la firme
clasificación de las obras literarias. No es una novela, claro: es un libro...
Y en él, como en el saco de un buhonero, en la trastienda de una farmacia o en
la chistera de un prestidigitador, todo cabe: desde la cita erudita a la burla
procaz; desde la hagiografía a la blasfemia; desde el hieratismo a la
hilaridad; desde los sueños a la locura. Freud o Jung gozarían con un documento
así: nadie había ido en la literatura española (me parece) tan lejos.
¿Genialidad? ¿Sandez? Es difícil ponerle una
etiqueta adecuada y, sobre todo, duradera, porque lo que en su día pudo
parecerme una cosa al cabo de los años se me antoja la contraria. No me atrevo
a ser tajante.
Sí diré, en cambio, que todo este volumen parece la
escombrera mental de un desequilibrado, y que en ese punto radica su cenagoso
peligroso, porque estos caminos pueden conducir derecho a la demencia... o al
ridículo.
Apunto las citas que me siguen llamando la atención
del tomo, prescindiendo de las que subrayé en mi juventud y ahora me parecen
desdeñables.
“Es preciso reírse sobre la imagen de la propia
derrota no debe nadie preguntar a nadie acerca de las causas de su derrota esas
ya son sabidas aunque sobre ellas se guarde silencio respetuoso”. “Dios jamás
supo que tú creías en él”. “No te despeñes por el talud de la facilidad porque
acabarás quemando libros y preconizando la identificación de la iglesia y el
estado”. “Limítate a vivir tus lentos días sin hacer de tu propia vida un
espectáculo ruidoso o molesto para los demás nadie ha de pagarte en la misma
moneda pero eso no debe importarte nada o casi nada”. “Es sencillo quedarse
atónito ante el reiterado espectáculo de los demás nacer vivir crecer
reproducirse y morir”. “El amor no ha sido aún explicado por quienes escriben
fórmulas en la pizarra y después lloran en el parque municipal”. “Entendiste
que no era discreto hurgar en las viejas heridas y guardaste silencio”. “Deja
que sea la muerte quien organice su propia representación”. “Sí, procuraste
jugar deportivamente pero no te dejaron acercarte a la red a saludar al
vencedor ahora ya es tarde para volver sobre los pasos perdidos”. “No es verdad
que a la historia pueda dirigírsele con una batuta los ensayos que en tal
sentido se hicieron fracasaron siempre”. “Estamos asistiendo a una quiebra
múltiple a una ruina que se produce en cien frentes distintos y simultáneos, y
es preferible que la gran catástrofe nos alcance a todos en cueros”. “La
historia está tejida de inexactitudes que el hombre da por buenas porque se
rige por la ley de la inercia de lo cómodo convenido”. “Nadie da de comer al
hambriento ni de beber al sediento y los hambrientos se mueren de hambre y los
sedientos de sed es ya un hábito admitido por todos y que ahorra mucho tiempo al
verdugo”. “La suma de sacrificios por la patria puebla los cementerios del
mundo”. “No es sensato que las patrias usen las mismas banderas para la guerra
y para la paz”. “Al hombre todavía le faltan siglos para la defenestración de
sus inercias”. “Flotando sobre cadáveres, te salvaste del naufragio”. “El amor
no es un deporte de caballeros sino una iluminación gorrina”. “El acto amoroso
pido perdón es más trascendente que un cuadro estadístico”. “El amor no es lo
que se dice renunciación dádiva entrega sino en proporciones muy enfermizas”.
“El progreso desenfrenado de los ricos oxida la sombra del incipiente progreso
aún no nacido de los pobres”. “La felicidad es una noción huidiza que carece de
parientes”. “El diablo sopló en la oreja del hombre la falsa idea de enfrentar
la economía del oro con la ecología del aire el fruto puede ser la catástrofe”.
“La amistad asexuada no existe”. “Huye de las aseveraciones demasiado
tajantes”. “La moneda no es verdadera hasta que se vuelve y enseña sus dos
caras la cara y la cruz pero ni su haz ni su envés son media moneda”. “Tú no
eres libre pero no renuncies al espejismo de creerte libre”.
1 comentario:
Hola Rubén! Estoy de acuerdo contigo en que catalogar esta obra es difícil porque no encaja en un solo género; la primera vez que la leí no me gustó, creo que me faltaban años y tablas, me descolocó y me creó rechazo. Pero años después, tras charlar con un amigo al que autor y obra le encantaban, la releí de nuevo y en esta ocasión, hasta me hizo reír y es que yo creo que ni el mismo autor imaginó lo parecida que seria su obra en un futuro, a la bufonesca realidad que se avecinaba.
Un abrazo.
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