Los microrrelatos son un terreno más bien
resbaladizo, en el que fácilmente se cae en la diapositiva, el chiste o la
gracieta, olvidando el componente narrativo que sin discusión tiene que
aparecer en todo relato. De ahí que los maestros del género (Ángel Olgoso,
Manuel Moyano, Fernando Iwasaki, Zapata) sean harto infrecuentes. La argentina
Ana María Shua (Buenos Aires, 1951), que es una buena cultivadora de esta
especialidad, nos entrega en Temporada de
fantasmas un bloque muy estimable de este tipo de composiciones, del que me
han gustado bastante una docena de ellos. En especial, los cuatro que llevan
por títulos “El niño terco”, “Filtro de amor”, “Tarzán” y “Los chicos crecen”.
Manejándose bien con el lenguaje, el ritmo y los enfoques logra sorprender más de una vez por su lirismo o su contundencia. No he leído mucho a esta escritora, pero quizá sea la hora de actualizarme con ella.
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