martes, 10 de septiembre de 2013

Las mujeres de los nazis



Leyendo los libros que no están en las listas de bestsellers es donde, por regla general, se aprenden más cosas interesantes. Cuando estaba en pleno período de documentación para mi novela El globo de Hitler me encontré con una obra de ensayo de Anna Maria Sigmund que llevaba por título Las mujeres de los nazis. La traducía Carlos Fortea para el sello Plaza & Janés.
En ese volumen descubrí, aparte de muchas cosas sabidas, infinidad de detalles que me parecieron llamativos sobre el universo del nacionalsocialismo alemán, visto a través de las mujeres que compartieron o padecieron sus vidas: esposas fanáticas que se entregaron en cuerpo y alma al proyecto nazi; amantes más o menos abnegadas, silenciosas o rebeldes; hijas que continuaron la labor inicua de sus padres (o que abominaron de ella atronadoramente)... Por supuesto, una de las estrellas del volumen era, como no podía ser de otro modo, Eva Braun, la compañera y durante unas horas esposa de Adolf Hitler. Hija del pobre maestro Friedrich Braun y de la modista Franziska Kronberger, estudió con las monjas en Beilngries y trabajó como aprendiz de fotografía en el estudio de Heinrich Hoffmann (donde conoció a Hitler, por cierto). Cuando la relación con el líder nazi se consolidaba, éste encargó a su secretario Martin Bormann que rastrease en el árbol genealógico de la chica, para ver si tenía ascendientes judíos. Eva fumaba muchísimo y eso siempre chocó con el temperamento antitabaco del absorbente Adolf Hitler.
Con respecto a la esposa de Heinrich Himmler, brutal jefe de las SS, se nos dice que tenía dominado por completo a su marido, que la obedecía con miedo y con parálisis conejil.
Por su parte, Carin, la esposa de Hermann Goering, fue enterrada cinco veces, por diversos avatares históricos que la escritora explica con asombroso detalle y que resultan chocantes de leer.
En cuanto a Magda Goebbels, otra de las piezas claves del nazismo femenino, se nos comenta que fue hija de una criada y que se educó con las ursulinas. Su hijo Helmut, el único varón que alumbró, “parecía lento y tuvo dificultades en el colegio” (p.102). Consciente de que su marido Joseph tenía una aventura erótica con la actriz Lida Baarova (de nacionalidad checa), decidió adornar su frente con una testuz adecuada y no pudiendo esperar la colaboración genital de Adolf Hitler, de quien siempre estuvo enamorada, buscó la compañía de Karl Hanke, secretario de Estado.
Con todo, hay un personaje femenino en el volumen que resulta prácticamente desconocido pero que llamó mucho mi atención: Liesl Ostertag. Era una chica muy joven, criada de Eva Braun, que se ofreció para llevarse a los hijos de Goebbels a Baviera y salvarlos de la aniquilación. Pero sus padres se negaron. Y, como se sabe, la propia Magda terminaría envenenándolos sin compasión.

Un libro de lectura amena, estremecedora y rica, que suministra un aporte de conocimientos nada desdeñable sobre el mundo nazi.

1 comentario:

Ana Blasfuemia dijo...

Hace tiempo que tengo este libro en el punto de mira, porque además la temática me llama, es de las que suelo frecuentar en mis lecturas.

Por cierto que hace poco pusieron un documental sobre Eva Braun en la 2, con fragmentos de vídeos rodados por la propia Eva.

Gracias por la reseña. Saludos!