Leyendo los libros que no están en las listas de
bestsellers es donde, por regla general, se aprenden más cosas interesantes.
Cuando estaba en pleno período de documentación para mi novela El globo de Hitler me encontré con una
obra de ensayo de Anna Maria Sigmund que llevaba por título Las mujeres de los nazis. La traducía
Carlos Fortea para el sello Plaza & Janés.
En ese volumen descubrí, aparte de muchas cosas
sabidas, infinidad de detalles que me parecieron llamativos sobre el universo
del nacionalsocialismo alemán, visto a través de las mujeres que compartieron o
padecieron sus vidas: esposas fanáticas que se entregaron en cuerpo y alma al
proyecto nazi; amantes más o menos abnegadas, silenciosas o rebeldes; hijas que
continuaron la labor inicua de sus padres (o que abominaron de ella
atronadoramente)... Por supuesto, una de las estrellas del volumen era, como no
podía ser de otro modo, Eva Braun, la compañera y durante unas horas esposa de
Adolf Hitler. Hija del pobre maestro Friedrich Braun y de la modista Franziska
Kronberger, estudió con las monjas en Beilngries y trabajó como aprendiz de
fotografía en el estudio de Heinrich Hoffmann (donde conoció a Hitler, por
cierto). Cuando la relación con el líder nazi se consolidaba, éste encargó a su
secretario Martin Bormann que rastrease en el árbol genealógico de la chica,
para ver si tenía ascendientes judíos. Eva fumaba muchísimo y eso siempre chocó
con el temperamento antitabaco del absorbente Adolf Hitler.
Con respecto a la esposa de Heinrich Himmler, brutal
jefe de las SS, se nos dice que tenía dominado por completo a su marido, que la
obedecía con miedo y con parálisis conejil.
Por su parte, Carin, la esposa de Hermann Goering,
fue enterrada cinco veces, por diversos avatares históricos que la escritora explica
con asombroso detalle y que resultan chocantes de leer.
En cuanto a Magda Goebbels, otra de las piezas
claves del nazismo femenino, se nos comenta que fue hija de una criada y que se
educó con las ursulinas. Su hijo Helmut, el único varón que alumbró, “parecía
lento y tuvo dificultades en el colegio” (p.102). Consciente de que su marido
Joseph tenía una aventura erótica con la actriz Lida Baarova (de nacionalidad
checa), decidió adornar su frente con una testuz adecuada y no pudiendo esperar
la colaboración genital de Adolf Hitler, de quien siempre estuvo enamorada,
buscó la compañía de Karl Hanke, secretario de Estado.
Con todo, hay un personaje femenino en el volumen
que resulta prácticamente desconocido pero que llamó mucho mi atención: Liesl
Ostertag. Era una chica muy joven, criada de Eva Braun, que se ofreció para
llevarse a los hijos de Goebbels a Baviera y salvarlos de la aniquilación. Pero
sus padres se negaron. Y, como se sabe, la propia Magda terminaría
envenenándolos sin compasión.
Un libro de lectura amena, estremecedora y rica,
que suministra un aporte de conocimientos nada desdeñable sobre el mundo nazi.
1 comentario:
Hace tiempo que tengo este libro en el punto de mira, porque además la temática me llama, es de las que suelo frecuentar en mis lecturas.
Por cierto que hace poco pusieron un documental sobre Eva Braun en la 2, con fragmentos de vídeos rodados por la propia Eva.
Gracias por la reseña. Saludos!
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