Lo
digo mucho, pero jamás temo repetirme cuando expreso una convicción que he
madurado durante años: un buen narrador es quien cuenta bien una buena
historia. Los experimentos formales, las piruetas coyunturales y las zarandajas
de moda pueden distraernos durante unos meses, e incluso durante años, pero
terminan por sucumbir a la realidad: sobrevive lo que nos emociona. Y pocas cosas
hay en literatura que emocionen tanto como una buena historia bien contada.
Ahora
acabo de descubrir a otra persona que cumple el requisito básico: se llama
Elena Prieto y es la autora de Johnny Cash no es para niños, una
colección de siete relatos que crujen de bien hechos que están. Qué maravilla.
Qué forma tan honda y tan convincente de presentarnos a protagonistas rotos, a
seres heridos, a víctimas de esa hecatombe a la que llamamos la vida. Algunos
llevan galletas en los bolsillos y grietas en el corazón, por culpa de las
inmundicias que han tenido que soportar; otros arrastran la culpa de haber
destrozado un muñeco que era más que un muñeco, porque representaba la metáfora
de un alma lastimada y sola; otros han dejado que la ira los impulse a coger un
cenicero de cristal y dar muerte con él a una persona que no ha sabido entender
el río de hiel que los estaba ahogando; otros han abandonado su pequeño pueblo
y han dirigido sus pasos hacia Madrid, cuyos colores parecían más luminosos
desde lejos; otros han optado por acometer varios crímenes, para rodearse de
una paz quizá ficticia, pero apaciguadora.
Todos
intentan sobrevivir en medio del oleaje, porque nadie dijo que la vida fuera un
camino sencillo: deberán enfrentarse a drogas, canciones tristes de Johnny
Cash, entornos hostiles, mensajes lascivos, lágrimas reprimidas y toneladas de
soledad, que les caen encima cuando llega la noche y cesa la mentira del sol.
Con pulso firme y con un estupendo dominio de los resortes narrativos, Elena Prieto convierte todos esos desgarros y todas esas orfandades cordiales en un magnífico territorio literario. Entren ustedes en él. Sufrirán y disfrutarán.
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