Martyn
es un chico inteligente, formal y muy bien considerado por todos sus
profesores. Sin embargo, esconde una parte bromista y gamberra, que consigue
hacerlo realmente popular entre sus compañeros de estudios: planea aventuras de
lo más sonadas. La que ahora acaba de orquestar es inaudita: ha convencido a
cinco compañeros (chicos y chicas) para que preparen sus mochilas, expliquen a
sus familias que se van unas semanas de acampada… y en realidad se metan en un
sótano aislado, donde los encerrará durante tres días bajo llave. Así podrán
vivir la experiencia de conocerse, compartir charlas, hartarse de alcohol y
sentir que viven una situación especial. Entusiasmados, aceptan el experimento;
y se introducen en el Agujero sin explicar a nadie, absolutamente a nadie,
dónde se encuentran o cuándo van a volver. El problema es que los planes de
Martyn no son los que ellos piensan: lo descubren cuando, agotado el plazo, el
enigmático compañero no acude a sacarlos de allí. Se dan cuenta entonces de que
están bajo tierra, con poca agua, con poca luz, con pocos alimentos… y
condenados a una muerte segura, porque Martyn ha revelado ser una mente
retorcida y criminal.
Esta
es la situación sobre la que Guy Burt construye El experimento, una
novela que escribió con apenas 18 años y que, traducida por Madeleine Cases,
publicó Alba Editorial en 1994. Lentamente, casi con morbo placentero, vemos
cómo el narrador va mostrándonos la degradación de sus protagonistas,
asaeteados por el hambre, torturados por la sed y aterrados por la oscuridad,
hasta el punto de que en muchos momentos la historia alcanza puntos
claustrofóbicos bastante sofocantes.
No apta para personas que sufran taquicardia. Ni por su desarrollo ni por su final.
3 comentarios:
Suerte que me trasplantaran porque sí, yo era taquicárdica, mira qué bien me viene ahora 😂😂😂
¡Wow, menuda historia! En prinicpio me recordó a "Nada" de JAnne Teller pero luego vi que he visto que se desliza más por el lado del puro terror. Me la apunto pues no conocía ni al autor ni, por supuesto, el título.
Un abrazo
Pues ya es tener poder de convicción.
Brutal, me encanta.
Besos
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