No
concibo mejor reclamo para los lectores que reproducir la frase con la que el
escritor de Úbeda comienza esta espléndida novela: “En 1974, en Madrid, durante
un par de semanas del mes de mayo, formé parte de una conspiración encaminada a
derribar el régimen franquista”. ¿Cómo no sentirse seducido con un arranque tan
prometedor? El narrador de la obra es un estudiante no muy desenvuelto, al que
el abogado Ataúlfo Ramiro contrata ocasionalmente como mecanógrafo para que lo
ayude en sus pleitos. Su interés por la política es más bien relativo (carece
del feroz extremismo de su amigo Ramón, junto al que vive en una pensión de
medio pelo), pero cuando le llega la noticia de que han ejecutado
ignominiosamente “al anarquista catalán Salvador Puig y a un confuso
delincuente húngaro o polaco que se llamaba Heinz Chez” termina de perfilarse
su animadversión hacia la anacrónica dictadura que estaba padeciendo España.
Un
día, de forma más bien inesperada, recibe la invitación para unirse al complot
que, con la estrecha colaboración de fuerzas económicas y militares, pondrá fin
al poder de Francisco Franco, al que define como “el enano mineral, el galápago
eterno”. Durante los días que faltan para el pronunciamiento que restituya la
normalidad e instaure la Tercera República, el protagonista tendrá que morderse
los labios y no compartir la información de la que dispone con nadie. Ni
siquiera con su compañero de vivienda. Ni siquiera con su novia, que aguarda en
el pueblo la terminación exitosa de sus estudios en la capital. Pero los
secretos (todos somos conscientes) no resultan fáciles de mantener, y menos
cuando tienen el calibre del que él cobija dentro de su corazón.
Nada se antoja
necesario añadir para quienes conozcan el talento y el talante de Antonio Muñoz
Molina porque, con una engañosa facilidad y con una solidez constructiva fuera
de toda duda, alcanza en esta novela un nivel de perfección casi gracianesco:
pocas páginas le bastan para sumergirnos en una historia magnética, tan
imaginativa como sencilla, en la que la insinuación obra con más eficacia que
los alardes documentales. Tiene, además, un final melancólico de primer orden,
que pone el corazón en un puño. Ternura, nostalgia, civismo y honestidad,
servidos en la mejor bandeja literaria posible. Imposible pedir más.
3 comentarios:
Uno de Muñoz Molina que no he leído ¡qué maravilla!
Me gusta muchísimo esta novela, bueno, aquí en casa es que tanto mi chico como yo somos muy de Muñoz Molina, pero es que esta novela me tocó el alma, me dejó como tú bien dices el corazón en un puño, sentimientos a flor de piel, es una maravilla de libro, una maravilla.
Besukis 💋💋💋
Estoy en el mismo caso que Ana, pero tiene fácil remedio.
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