Acabo Cifra y aroma, de Isabel Escudero, delgado
volumen enmarcado por un auténtico batallón de comentaristas, prologuistas y
epiloguistas, siendo un libro que, francamente, no precisa tantos valedores,
pues se sostiene por sí mismo con solvencia manifiesta. Qué bonito, leve y
profundo poemario. Tiene toda la fuerza de la oralidad, la fragancia de lo
lírico y el espesor de un tratado de filosofía.
Me lo indicó mi
amigo Pepe Colomer cuando me prestó el libro, y veo que tenía razón. Es alígero
y profundo, serio y jocoso, grave y agudo, trascendente y lúdico. Me quedo, eso
también es verdad, con las ganas de copiar un centenar largo de sus
composiciones, pero me ceñiré a unas pocas, para que los lectores se sientan
impulsados de acudir al tomo y devorar por ellos mismos las demás: “No hay
quien lo entienda:/ tengo los pasos contados,/ y perdí la cuenta”. “¡Con qué
gozo / hoza en la moza / el mozo!”. “Dice el alcalde / que puede la gente /
hablar de balde”. “No le hace falta / al sol que te despiertes / por la
mañana”. “Hablando de amor / o diciendo verdad,/ conviene exagerar”. “Caracol
baboso,/ ¿a quién le vale / tu brillante pasado?”. “Contigo hasta la muerte,/
pero ni un paso más”. “Esa niña de las paletas,/ los labios muerden,/ los
dientes besan”. “Mas el que avisa / dos veces es traidor:/ Piénsalo”. “¡Cómo se
cobra Dios / los derechos de Autor!”. “Es propio del muerto / ser tan
perfecto”.
Dense el placer de
recorrer sus páginas y saldrán encantados.
1 comentario:
Bonito, breve y profundo ¿Qué más se puede pedir a un poemario?
Convencida.
Besitos.
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