Hace
algunos años, la narradora Fuensanta Muñoz Clares tuvo la generosa idea de
compartir con los lectores tres textos monologados protagonizados por mujeres y
la universidad de Murcia demostró su sensibilidad publicándolos en un delgado y
exquisito volumen bajo el título de La
celada fuente.
En el
primero leíamos con emoción las reflexiones y tormentos de Corina de Tanagra,
instructora y también mentora del poeta Píndaro, de quien se enamoró y por el
que fue más tarde despreciada. Pasados los verdes años de la juventud, Corina
recuerda la delicadeza de aquellos pretéritos amores, con palabras empapadas de
melancolía (“A solas, me decía que mi amor era un arco tendido hacia los siglos…
A los grandes espíritus les está negado el amor del momento, pues aman más allá”).
En el
segundo de los monólogos descubríamos la figura de Christine de Pizan, una
mujer fuerte, llena de decisión y arrojo, que escribe y que intelectualmente se
ha adelantado a su tiempo.
Y en el
tercero encontrábamos a la Virgen María, en Éfeso, exonerada de ilusiones por
el curso de los años, con unos ojos que están “cansados de ver” y que “han
llorado de sobra”. Su queja consiste en que ahora las personas de su entorno no
la dejan languidecer y acabarse en paz. Al contrario, la acosan sin tregua
acercándole a sus hijos para que los bendiga. Y ella teme impartir esas
bendiciones, dado el precedente doloroso de su hijo (“Temo que mis dedos dejen
en su piel la señal infame de los reos de muerte”). Lo único que quiere es
morir y descansar.
Tres textos
hermosos, elegantes, de desgarrada sinceridad, preñados de dolor, que nos mostraban
a una exquisita escritora.
1 comentario:
Hoy no me libro, blog al que entro, blog del que me llevo un libro...arruinada, me quedaré arruinada y rodeada de gatos...ah, no, si ya lo estoy, las dos cosas!!! 😸😸😸
Bueno, arruinada pero con muchos libros 💋💋💋
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