Termino hoy el chocante volumen misceláneo Extravagancias y disparates, de Martin Gardner, en traducción de
Jordi Fibla (Alcor, Barcelona, 1993). El tomo contiene una lista casi increíble
de historias sobre impostores, paracientíficos, médiums y demás ralea. Y Martin
Gardner, con la ayuda de sus múltiples lecturas, de su experiencia científica y
de su sagacidad, los va desenmascarando.
He de decir que casi siempre me ha convencido (claro está que, en algunos
casos, no estaría mal escuchar a la otra parte; o, al menos, saber si las cosas
sucedieron tal y como Gardner las cuenta). Pero hay páginas que no me han
terminado de aclarar el “fraude”: por ejemplo, el levantamiento de grandes
pesos con ayuda de los dedos. Gardner insiste dos o tres veces en que el
“truco” está perfectamente explicado, pero yo debo ser algo lento, porque no
termino de “verlo”.
He hallado también auténticas joyas irónicas (unas escritas por Gardner, y
otras que tienen distinta paternidad). Por ejemplo, ésta, donde se ridiculiza
la creencia en un Dios que juega confundiendo al hombre: “Tras el Diluvio, Dios
tuvo la amabilidad de restaurar las leyes que hoy conocemos y amamos”. O este
comentario sobre la fe astrológica de Ronald Reagan y su mujer: “Mi comentario
favorito fue una carta de Mel Mandell que apareció en el New York Times (15 de mayo de 1988): “La noticia de que importantes
decisiones en la Casa
Blanca se basaban en consejos astrológicos es muy turbadora.
Los resultados podrían minar la fe en la astrología”...”. En fin. Ratos
divertidos sí me ha deparado el tomo, y también la enseñanza de que sólo el
escepticismo reflexivo nos mantiene alertas, y suele evitarnos el ridículo.
“Gentry me aseguró que Adán y Eva no tenían ombligo y que los árboles del
Paraíso carecían de anillos”. “Los científicos no tienen más arrogancia que
cualquier otra persona y, desde luego, mucha menos que los fundamentalistas que
cometen el pecado de ignorancia voluntaria”. “Hoy, una gran parte de la
población va a la universidad, la ciencia ha dado pasos asombrosos, abundan los
libros y revistas populares sobre ciencia y los grandes periódicos tienen
redactores científicos de primera clase. ¿El resultado? Casi todos los
periódicos publican un horóscopo diario, y los libros de astrología, como los
libros sobre dietas absurdas y a veces nocivas, se venden mucho más que los
libros sobre ciencia seria”.
1 comentario:
Extravagancias, disparates, ironía, añádele un par de absurdos y este es mi libro...
Besos 💋💋💋
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