En febrero de 1582 partió de Japón la conocida como
embajada Tensho que, tras dirigirse hacia el sur, bordear la parte inferior de La India , tocar en la costa de
Mozambique, doblar el cabo de Buena Esperanza y detenerse en la isla de Santa
Elena llegó finalmente a la Península
Ibérica en agosto de 1584. Después de visitar varias
localidades (Talavera, Toledo, Belmonte), recaló finalmente en Murcia en
diciembre de ese mismo año.
Como homenaje a aquella larguísima expedición, y
sobre todo a su estancia en las tierras murcianas de finales del siglo XVI, se
ha publicado ahora por parte de la Asociación Ibérica
Matsuri Murcia Japón un exquisito volumen en el que se resume la odisea de
aquel cuerpo diplomático, con textos de Yukiko Kondo, haikus de Carlos S. Olmo Bau
e ilustraciones de diversos y brillantes artistas, entre los que destacan
Katarzyna Rogowicz y Juan Álvarez.
En la Carta I del
volumen se nos habla de la llegada a Murcia y del asombro de los orientales al
descubrir que la palabra “so” es usada en España como grito de parada para las
monturas, mientras que en Japón es voz de arranque. O del estupor cuando
descubrieron que sus inclinaciones de cabeza no eran tenidas como muestras de
cortesía y de agradecimiento por parte de los huertanos, debiendo ser sustituidas
por el brazo agitado en alto, al modo español.
En la Carta II se
nos habla de cómo les suministran información sobre el aprovechamiento de las
aguas en la zona de Murcia, tan habituada a sequías e inundaciones.
En la Carta III
se produce la crónica estupefacta de cómo se topan con un raro eremita que vive
en los montes, viviendo de lo que le ofrece la naturaleza y de lo que le
suministran los caritativos vecinos de la zona.
En la Carta IV
nos describe la ciudad de Murcia y sus peculiares comercios, así como el tono
excesivamente alto en el que hablan los lugareños, sus largas sobremesas e
incluso una indiscreta aventura erótica, descubierta de forma tan accidental
como inocente por el narrador de la historia.
En la Carta V se
nos trasladan los pormenores de la partida, con la tristeza que sienten por
abandonar tierras tan acogedoras. Una fina lluvia los despide. Es como si
Murcia les quisiera tributar su don más querido.
Estas deliciosas cartas, junto a los haikus y las
ilustraciones, están presentadas en un delicado tomo de manejable formato que
constituye, pese a su bajo precio (10 euros), toda una joya bibliográfica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario