La historia que los lectores encontrarán en las
páginas de Sacrificio, la novela que
el sello Salto de Página le acaba de editar al isleño Román Piña Valls (Palma,
1966), es cualquier cosa menos previsible, de eso pueden estar seguros. La figura
nuclear es Horacio Topp, un chico de procedencia británica pero residencia
mallorquina que es un auténtico icono de la superación y la autoayuda: tras
nacer sin brazos y sin piernas por un defecto embrionario, logró alzarse hasta
el status de símbolo y vigor vitalista. Desplazarse en silla de ruedas no le ha
impedido utilizar las alas de su voluntad para construirse un mundo
perfectamente idílico a su alrededor: mantiene encuentros con adolescentes para
convencerlos de lo hermosa que es la vida, se multiplica en mil actos de tinte
psicológico... Pero un día, de forma abrupta, este apóstol del buenrollismo desaparece.
Nadie sabe en realidad qué ha ocurrido con él. ¿Se ha hartado de su papel de
Gran Optimista y ha abandonado su cruzada sonriente? ¿Acaso alguna mujer ha
aparecido en su vida y se han fugado juntos para vivir en el anonimato su
historia de amor? ¿O quizá se trata de un vulgar secuestro?
El padre del muchacho, Benjamin Topp, se acerca
entonces hasta la agencia de detectives (nombre muy presuntuoso para su escasez
de medios y de éxitos) de Pablo Noguera, quien acepta el caso. Por casualidad,
descubre que el editor de Horacio es Raúl Palmer, un altanero profesor de lenguas
clásicas que ha abandonado la docencia para dedicarse a la publicación de libros;
y recuerda que Palmer acudió hasta su agencia tiempo atrás para que investigase
un acoso telefónico del que estaba siendo objeto. Los hilos comienzan a
enlazarse. Y lo harán con mucha más virulencia cuando, unos meses después,
aparezca en un cajón, abandonado y malherido, el cuerpo tumefacto de Horacio.
Alguien lo ha sometido a torturas indecibles, emocionales y físicas. ¿Quién ha
podido cometer tales atrocidades? Y, lo que es aún más inquietante, ¿quién se
esconde tras la identidad del misterioso Luciano de Samosata, que ha escrito
una ficción novelada sobre el secuestro de Horacio... y que publica con éxito
abrumador la editorial de Raúl Palmer?
Román Piña consigue en esta obra relativamente
breve (no más allá de un centenar de folios) un relato inquietante, donde no
faltan los personajes llenos de misterio, las situaciones que producen zozobra
al lector y hasta los quiebros argumentales que, cuando pensábamos que todo
comenzaba a tener una explicación, nos conducen en otra dirección distinta. Al
final, lo que tenemos entre las manos es una ficción moralizante sobre la
iniquidad de la condición humana, adobada con un manojo de pullas contra el
mundillo editorial imperante y contra el buenismo impostado, episodios
truculentos sobre las agresiones que sufrirá Horacio Topp durante su secuestro
y algunos instantes de humor negro perfectamente engarzados en la narración. Con
esta colección de atracciones (editores huérfanos de ética, mesías de pacotilla
y sonrisa hueca, investigadores que beben Blue Label, secretarias fogosas que
se llaman Ifigenia, policías que no aciertan a descubrir la identidad de la
persona que ha compuesto el misterioso libro Topp, escritores desdeñados porque no se prestan a seguir las
normas comerciales...), ¿quién se resiste a abrir las páginas de Sacrificio y enterarse del auténtico
final de la historia? Se quedarán asombrados.
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