sábado, 27 de diciembre de 2014

La nueva madre



Las más fértiles historias infantiles de todos los tiempos (pensemos en Peter Pan, Pinocho, Alicia y otras por el estilo) esconden en su seno una lectura doble o múltiple, que las vuelve sorprendentes o inquietantes: desde el contenido sexual larvado de Caperucita hasta el trasfondo alquímico de Blancanieves. De ahí que su vigor narrativo o psicológico no se reduzca con el paso de los años, sino que se encuentre en constante ampliación, ofreciendo matices que el niño no percibe y que para el adulto son más que evidentes, a poco que reflexione sobre ellas.
La londinense Lucy Clifford (1846-1929) nos ha dejado algunas muestras sin duda magníficas de esta tendencia, de las que puede servir como ejemplo La nueva madre, que la editorial Traspiés acaba de presentar en España, traducida e ilustrada por el novelista leonés Federico Villalobos. La historia que nos traslada es tan sencilla (aparentemente) como removedora. Estamos en una casita cercana a un bosque de abetos. Allí vive una familia formada por una madre, dos hijas pequeñas y un bebé. El padre se encuentra lejos, navegando por alta mar. Un día, mientras visitan el pueblo para comprobar si tienen carta, las niñas encuentran a una adolescente de aspecto desgreñado que porta un instrumento musical al que llama zímpano, el cual cobija en su interior unas figuras danzantes. Pero, aunque las niñas sienten una extraordinaria curiosidad por esas figuras, la muchacha se niega a enseñárselas, con la excusa de que son niñas buenas. Solamente lo hará si se portan mal. Ellas, al principio, se niegan a cumplir ese requisito (y más cuando su madre les dice que, en caso de que se vuelvan malas, tendrá que abandonar la casa y dejarlas en manos de una madre nueva, que tiene los ojos de cristal y un rabo de madera); pero finalmente sucumben. El pánico surgirá cuando comprueben que su madre, con todo el dolor de su corazón, cumple su palabra y se va. Y llega la misteriosa, terrible, inquietante mujer de los ojos de cristal y el rabo de madera, con el que destroza la puerta para entrar en la casa.

Pocas veces he leído una historia tan turbadora, tan desasosegante y con un final tan turbio, sujeto a muchas discusiones psicológicas. No cabe duda de que la publicación de este relato aterrador y cenagoso es un acierto (uno más) de la editorial Traspiés.

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