Los pedantes, cuando se refieren a un escritor que
a ellos les gusta mucho (o que, en su opinión, debería conocer el común de los
mortales, so pena de excomunión intelectual), suelen usar mucho la desgastada fórmula
«No necesita presentación», así que evitaré ese tópico para introducir esta
obra del premio Nobel de Literatura Luigi Pirandello, uno de los grandes
escritores italianos de entresiglos. Se trata de La excluida, una interesantísima novela que traduce y anota Mónica
García Aguilar para el sello Traspiés, donde se aborda el tema de la
infidelidad femenina y el modo en que la sociedad siciliana afronta esa
delicada cuestión.
Con todo, el arranque de esta novela podría casi
definirse como humorístico: los Pentagora andan revolucionados por el
descubrimiento que ha hecho el joven Rocco de que su mujer está poniéndole los
cuernos. Pero su padre le explica que él mismo fue cornudo, y que el abuelo
también lo fue: es una tradición familiar. No obstante, poco tiempo tardará el
lector en darse cuenta de un detalle curioso: la aparente infiel, Marta Arjala,
en realidad no ha sucumbido a las mieles de la traición. Recibe cartas del
abogado Alvignani, eso sí; las lee con atención y casi con coquetería, eso
también; e incluso contesta a las mismas tratando de hacerle desistir de sus
propósitos... pero no ha llegado a verse a solas con el intrépido madurito. Sus
negativas corteses, sus rechazos sin aspavientos y sus palabras serenas no han
servido, de todas formas, para frenar la insistencia del cortejador; ni tampoco
para convencer a su marido acerca de su fidelidad modélica. Convencido de la
consumación, Rocco la echa de casa. Y Marta Arjala se encuentra, de pronto, sin
dinero, sin hogar, sin familia y sin la menor posibilidad de procurarse el sustento.
Ella no entiende nada. ¿Por qué todos actúan como
si fuera culpable y se tuviera que avergonzar personal y socialmente? Marta es
consciente de su férrea dignidad («Ella tenía la conciencia bien tranquila de
no haber faltado nunca a sus deberes como esposa y no porque su marido se
mereciera este respeto, sino porque no era digno de ella engañarlo», p.68),
pero no tiene más remedio que amoldarse a la abominación de ser señalada por
todos. De nada le vale su conducta intachable durante el matrimonio con Rocco;
de nada le vale su comportamiento rectísimo tras la expulsión del hogar. La
miran con desdén o con asco, allá donde vaya («Empezaba a sentir el
convencimiento de que ella sola era la excluida, la única que no había
encontrado su lugar, hiciese lo que hiciese», p.126).
Pero ni siquiera cuando se sobrepone la dejan en
paz: Marta estudia con ahínco unas oposiciones de maestra, las aprueba y
consigue un trabajo. Pero la presión social no se rebaja ni un ápice. Y
Alvignani, que se había mantenido en un segundo plano durante muchos meses,
vuelve a la carga...
Luigi Pirandello borda en estas páginas una
aproximación social pero también psicológica al tema de la mujer infiel (en la
línea de Ana Ozores, Emma Bovary y tantas otras), pero con matices muy
especiales: la insobornable rectitud moral de su protagonista, el ambiente
claustrofóbico de Sicilia, la pugna sorda entre Alvignani y Rocco (que quieren
a Marta pero a la vez la repudian)... Una novela dura y memorable.
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