Acostumbrado desde mi juventud a formarme una
opinión personal y directa sobre todo tipo de escritores, decido sumergirme en
un libro de la singular y controvertida Anaïs Nin. Tengo en mi biblioteca dos volúmenes
de cuentos y media docena de tomos de sus Diarios,
pero nunca había tenido la idea de sentarme, seriamente, a recorrer ninguno de
ellos de principio a fin. No por ninguna razón especial, sino porque otros volúmenes
se habían interpuesto siempre entre nosotros y había ido postergando su
abordaje. Hoy me he puesto con Pájaros de
fuego y puedo concluir que la experiencia no ha estado nada mal. No es un
prodigio narrativo (no nos engañemos), pero hay historias que tienen su
magnetismo y que están contadas con gancho y eficacia.
El primero de los relatos es “Pájaros”, protagonizado
por un pintor bastante exhibicionista y escrito con poca gracia. “La mujer de
las dunas” es mucho más sugerente, sobre todo en ese instante en que ella
recuerda cómo en su juventud fue testigo de una ejecución y, mientras
contemplaba al reo con el corazón desbocado, un hombre se apoyó en ella, la
tocó e incluso la penetró. La mezcla de miedo, ansiedad y excitación funciona
maravillosamente en ese final del relato. “Lina” es la historia de una lesbiana
reprimida, donde Anaïs Nin logra introducir alguna secuencia de alto voltaje
erótico. “La maja” nos lleva hasta la fascinante relación entre un pintor y una
mujer puritana (española), a la que el artista desea pintar desnuda. Para
lograrlo tiene que esperar hasta que ella duerme... El final, cuyos matices no
revelaré, es tan turbador como delicioso. En “Una modelo” bastan los dedos de
Reynolds para provocar en la joven unos orgasmos estremecedores. Los siguientes
relatos del tomo (“La reina”, “Hilda y Rango” y “El chanchiquito”) son
auténticas castañas, que producen rubor de malos que son. “Azafrán” nos lleva
hasta un mundo en el que la sensualidad de una mujer puede venir determinada
por el olor que exhala su piel. Y “Mandra” es, a mi juicio, la narración más
excitante, completa, sugerente y poderosa del libro: los escarceos lesbianos de
una mujer que consigue arrancar placer a dos mujeres, en ocasiones diferentes.
Un texto tan breve como explosivo.
En suma, que no descarto la idea de volver a Anaïs
Nin en otra ocasión. No sé si con otro volumen de cuentos o, directamente, con
el primer tomo de su célebre y controvertido diario. Ya se verá.
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