En la historia de la literatura universal ha sido muy frecuente lo que los especialistas llaman “relatos con marco”, es decir, un conjunto de textos que, siendo argumentalmente distintos, se cobijan bajo un manto que los dota de cierta coherencia global. Ocurrió así con El Decamerón, con El conde Lucanor y con un buen número de colecciones orientales (Sendebar, Calila e Dimna, etc). Pero posteriormente ha habido experimentos narrativos que variaban y enriquecían el molde, y que nos mostraban historias que sucedían todas en un hospital, en un barco, en una ciudad (¿qué es La colmena, del gallego Camilo José Cela, sino eso mismo?)... Ahora, la escritora mexicana Ana García Bergua nos propone que nos adentremos en un edificio donde viven los personajes más variopintos: Ada, una mujer casada con Roque, pero que se ha obsesionado con el hombre que vive en el departamento 12, cuyos amores con otra mujer la tienen celosa e irritada; Aldonza, la mujer de un ingeniero, que encuentra media hora diaria para salir de la opresión de su hogar y respirar aires distintos; Julio Llamas, un hombre que se ha quedado en el paro con más de cincuenta años y que tiene que someterse a una curiosa terapia psicológica; Andrés, que vive una situación rocambolesca cuando un día llega del trabajo y encuentra su hogar lleno de gente extraña, que lo aplaude, lo felicita y luego desaparece; el escritor Álvaro Aldana, que manifiesta un anómalo comportamiento indumentario; Rubén, que decide negarse a abrir los ojos y salir de la cama, provocando una tensa situación familiar irreversible; el claustrofóbico e inquietante hogar del matrimonio Bolkonski; la sorprendente proposición que un militar retirado le hace a Adira, su mujer de la limpieza; la cara afición de don Aníbal, que colecciona coches de todo tipo y trabaja en el lugar más insospechado; y muchos más, que los lectores vamos descubriendo con delicia a lo largo de las páginas.
Como relatos predilectos de este tomo marcaré sin ninguna vacilación “Los restos del banquete” (cuya protagonista, la profesora universitaria Aída Betanzos, acepta resignadamente un destino sentimental que pone los pelos de punta a los lectores) y “Los tormentos de Aristarco” (construido sobre la figura del portero del edificio, quien se obsesiona con una de sus inquilinas más jóvenes y atractivas). Ana García Bergua es una escritora a la que, sinceramente, no conocía, pero a la que voy a seguir a partir de ahora con verdadero interés.
3 comentarios:
Ya no es que no me dé tiempo a leer los libros, que hace mucho que lo descarté. Es que ni siquiera puedo seguir el ritmo para leer las entradas y hacer comentarios en el blog. Por lo menos, no necesito tomar nota; los títulos y los autores se quedan anotados aquí, ellos solitos. Menos mal
Y, hablando de La Colmena, como siempre, está llena de avispas.
Relatos marco, parece que estoy escuchando a Baquero, cómo se complacía haciéndonos ver la cajita china, la muñeca rusa, y luego leía, año tras año según contaban, el mismo relato de Infante don Juan Manuel -el del deán, prodigio estructural-. Por entonces todos los escritores estaban coronados por sus títulos aristocráticos, cuando menos con su don.
Toda la narración tiene un marco, acotarlo o no acotarlo no es solo labor del escritor, Baquero lo recordaba, ustedes, lectores, son los principales responsables.
La verdad es que es un gusto que dejes estos apuntes de crítica literaria, muy interesantes, Rubén, porque ya me ha pasado un par de veces que buscando un título me salió tu crítica. Te animo y te lo agradezco.
Y además, un montón de besos.
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