Impera en el mundo de la crítica
literaria una injusticia que, muchas veces, se antoja amarga: la que estipula
que un libro deja de ser ‘novedad’ cuando apenas ha transcurrido un año desde
su aparición en los escaparates. Y todos los críticos que han de acatar por
motivos profesionales ese dictamen se encuentran con que, de los cien libros
que querrían leer y reseñar cada año para el periódico donde escriben, han de
seleccionar un tercio y olvidarse de los demás porque el mercado impone sus
normas y su ritmo.
Pero hoy
vulneraré ese código de manera alegre y consciente para hablar de un libro
magnífico que ha caído en mis manos y que se titula 88 Mill Lane. Su autor es Juan Jacinto Muñoz Rengel, uno de los
escritores más galardonados y brillantes de nuestras letras, y fue editado por
el sello granadino Alhulia en 2005.
Se nos ofrecen
en ese volumen diez relatos donde la fantasía, el humor y una deslumbrante
capacidad para dar vida a personajes y argumentos se mezclan con una prosa
impecable, en la que el sueño adquiere protagonismo convirtiéndose en el centro
y eje de la mayor parte de los relatos: los sueños ilusorios de un escritor que
cree inventar las existencias de otros, pero que al fin descubre que todo
funciona al revés de cómo él piensa (“Los habituales de La Brioche ”); las fantasías
oníricas de unos seres enigmáticos y terribles, que juegan a invadir el
descanso de otros y que terminan pagando su culpa (“La Sociedad Secreta
del Sueño”); el sueño de una viuda lúbrica, que recibe el don solicitado de la
inmortalidad y que desde entonces padece un bochorno de arrugas y una mengua
progresiva de su tamaño, hasta límites inauditos (“La Marquesa de Siete
Iglesias”); la capacidad que atesora un hombre para que sus sueños alcancen
cumplimiento (“El ojo en la mano”); las imágenes anonadantes que atenazan a
Juan, encargado de un zoo de la ciudad de Londres, que ha vislumbrado un mundo
atroz y que prefiere atribuirlo al pegajoso mundo de las pesadillas (“Bestiario
secreto en el London Zoo”); etc. Juan Jacinto Muñoz Rengel, además, incorpora a
esta nómina de cuentos desasosegantes varios posibles homenajes a Jorge Luis
Borges, como ese duelo de cuchillas que preside el relato Las dos navajas, o
esa historia de ojos y perlas que contienen universos en su interior, como
alephs diminutos (“La perla, el ojo, las esferas”).Nada importa que este libro
se editase hace tres años. Es un volumen feliz que conviene leer y conservar,
porque el autor demuestra en sus páginas que domina a la perfección los
difíciles y variados resortes del cuento, y que es capaz de entregarnos
historias memorables para que disfrutemos y pensemos. Muchos de los lectores
que abran 88 Mill Lane se convertirán
en seguidores y admiradores de Juan Jacinto Muñoz Rengel. Yo me he incorporado
a esa nómina.
2 comentarios:
Hace apenas una semana que he terminado de leer El Asesino Hipocondriaco, que cayó en mis manos por recomendación (seguida del ineludible préstamo) de un amigo. Pienso que esa novela te gustará más que a mí, como creo que estos cuentos me gustarán más que la novela. Me los apunto, una vez más. Gracias
Yo también tengo al asesino en espera de lectura, así que ya te diré. Un abrazo
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