sábado, 5 de enero de 2019

Cuatro encuentros




Ninguna vida, ni siquiera la más grisácea o insignificante, puede ser resumida en tres o cuatro escenas. Pero hay que reconocer que, como procedimiento literario, tal reducción puede alcanzar unos niveles de profundidad, de metáfora o incluso de belleza muy notables. Es lo que ocurre con estos Cuatro encuentros, de Henry James, que traduce Beatriz Sánchez Santos para el sello Funambulista y que tienen todo el aroma exquisito que el narrador norteamericano supo imprimir a sus producciones.
El narrador, tras enterarse de la muerte de la señorita Caroline Spencer, nos describe aquí las cuatro ocasiones en que tuvo la oportunidad de coincidir y de charlar con ella, presentándonos un dibujo íntimo de la dama a través de esas escenas: una profesora tímida, con deseos de viajar a Europa, que apenas logró cumplir su sueño y que, a la postre, tuvo que soportar durante el resto de su vida los abusos de una falsa condesa casada con su primo, que se comporta con ella de un modo desconsiderado y altanero.
Por medio de esas cuatro secuencias, Henry James, endiabladamente hábil, nos introduce en la triste existencia de una mujer dominada por el temperamento pusilánime, que se pliega a cumplir los roles que la sociedad espera de ella: el conformismo, la resignación, la generosidad, el silencio.
Una novela corta, intensa, deliciosa y enervante. Grande Henry James, como siempre.

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