La figura
de Fernando Savater siempre me ha llamado la atención, tanto por sus valientes
actitudes cívicas como por la elegancia de su prosa, que he disfrutado en media
docena de libros. Así que cuando cayó en mis manos este volumen de entrevistas
con Juan Arias sospeché que podría interesarme. Y así ha sido. En sus páginas,
Savater va respondiendo con inteligencia, con referencias cultas y con análisis
lúcidos a las diversas cuestiones que el periodista va poniendo ante él. No
estoy de acuerdo con todo lo que dice (faltaría más), pero me quito el sombrero
ante una persona que no se arredra a la hora de defender con honestidad y con
rigor sus ideas.
Así, y
por ofrecer un esquemático florilegio de sus intervenciones, Savater explica
que en su opinión “se está formando a gente que va a tener serios problemas
para soportar su ocio” (p.25); que la educación tiene que permitir a los
ciudadanos comprender que “el mundo interior tiene que ir acumulando su propia
riqueza” (p.27); que probablemente el mito del más allá proviene en buena
medida del mundo del sueño (“Si no soñásemos, a lo mejor no se nos hubiese
ocurrido jamás. La idea de que al caer dormidos empieza otra vida en sueños nos
hace pensar que cuando vemos a un muerto, que parece de algún modo un hombre
dormido, está también soñando algo”, p.78); que la repugnancia por la violencia
física no está reñida con la estima por los cuerpos policiales (“A mí no me
gustan las armas pero precisamente por eso agradezco que el Estado tenga un
cuerpo de policía para que yo no tenga que llevar pistola”, p.95); que la
cultura constituye una coraza contra la muerte (“El hombre ha montado una
negación de la muerte porque sabe que va a morir. Insisto, los animales no
tienen cultura porque no saben que van a morir y no la necesitan. La cultura es
nuestra prótesis de inmortalidad”, p.121); o que la soledad puede ser un oasis
de dicha (“Una persona que se encierra en su casa rodeada de libros escritos
por otros o escuchando música, pensando cosas en diálogo con otros no está
sola. Está sola de la vecina que no viene a darle la lata, pero está en
compañía”, p.146).
Y no me
resisto a copiar dos de las citas que Savater utiliza en sus respuestas. Ambas
son de Schopenhauer: “El dilema humano es que hay que elegir entre la soledad y
la ordinariez” / “La capacidad mental de una persona es inversamente
proporcional a la capacidad de ruido que soporta”.
Feliz de
haber leído este libro.
2 comentarios:
Cómo lo diría...¡Le tengo manía a Sabater! Pues ya está dicho...🙄
Besitos 💋💋💋
Señora Pelipequirroja: "¡Le tengo manía!".. Así, sin más..
La manía siempre esconde una razón...y como tal se puede indagar,pensar,razonar..explicar a otros-cosa que es , precisamente, lo que nos enriquece y nos diferencia de los animales-; vamos, lo que viene siendo la cultura (y dentro de ello la Filosofía).
Los animales no tienen manía...; el zorro mata las gallinas, pero no por ser una gallina,sino porque él es un zorro..No hay nada personal, y lo es todo..
En el caso de Savater su ética,su Filosofía y su actitud vital..van de la mano. Esto es algo que no podemos decir muchos (yo entre éstos).
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