Deben de ser muy pocos los interesados en la literatura española del siglo XX que
desconozcan el nombre y la obra del gallego Celso Emilio Ferreiro. Pero como lo
más popular de él fueron sus versos es probable que el grueso de esos lectores
desconozcan que escribió dos libros de narrativa: “A fronteira infinda” y “A
taberna do galo”. La editorial Faktoria K publicó el año pasado una traducción
de esos relatos (hecha por el propio autor), que ha ilustrado Marc Taeger y que
contiene once historias sumamente interesantes, donde Celso Emilio Ferreiro
plasmó sus emociones del mundo del exilio. “El alcalde” nos traslada un cuento
de hálito periodístico, expresionista y sinóptico, donde nos habla de un
mandatario iracundo y rencoroso, que venga la muerte de su hijo fusilando a
siete inocentes en Teimud; “Extraño intermedio” es la escalofriante historia de
Cayetano Pérez Padrón, que es detenido y torturado salvajemente por un error, y
que pondrá fin a esta ignominia tomándose un tubo de somníferos y encontrando
el alivio consolador de la muerte; “El gallego Esteban” ofrece un mundo sin
ley, donde la autoridad es ejercida por los que hacen del coraje un método de
supervivencia; “El tímido” es la triste historia de Pablo (“Treinta años, hijo
único, soltero, onanista y tímido sexual”, página 77), que inventa a Raquel y
que sucumbe bajo las ruedas de un tren cuando corre hacia ella, delirante y
esperanzado; “La raíz en el aire” tiene como protagonista a Silveira, quien
después de una infancia difícil en Galicia se encuentra ahora trabajando para
la Shell Petroleum Corporation de Maracaibo; “El filántropo” está narrado desde
la perspectiva de un niño, que destroza el retrato de un tío-abuelo suyo llamado
Olegario cuando la familia se entera de que éste, millonario indiano, ha donado
todo su dinero y sus propiedades a instituciones benéficas; “Mi pana bulda” es
el relato de un engaño y una quimera sexual, que une a un soldado honesto y
lúbrico con una mujer enamorada de otro hombre... Y así hasta completar las
once narraciones magníficas que forman el tomo. Celso Emilio Ferreiro,
procurador de los tribunales, agente de seguros, poeta, gallego, hombre
sensible y dotado de un fino sentido del humor, observador agudo de su entorno,
elegante estilista, construyó en “La frontera infinita” un vademécum de
desgarros y exilios que ningún buen lector debería perderse. Es una forma
magnífica de que los lectores más jóvenes conozcan a uno de los escritores más
completos de la literatura española del siglo XX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario