martes, 11 de noviembre de 2025

Cobardes

 


Goethe escribió famosamente sobre las “afinidades electivas” y, en ocasiones, he pensado en cuánto de afinidad electiva inversa hay en el mundo de los libros. Porque estoy convencido de que son las obras (o, dicho de una forma quizá más exacta, los estilos) los que te buscan a ti. Y, también, los que te apartan. Estilos como los de Marguerite Duras, Hemingway o Faulkner, a mí, concretamente, me tiran para atrás. No me interesan. No me seducen. No son lo mío. Pero otros sí que lo son, desde mi primer encuentro: Cortázar, Borges, Neruda, Delibes. Entre mis contemporáneos también he encontrado algunos de esos imanes luminosos; y Jesús Feliciano Castro Lago figura en dicha nómina.

Lo corroboro con la lectura de Cobardes (Siete relatos sobre gente como tú y como yo), que el sello Talentura tuvo el acierto inteligente de publicar y que nos entrega unas espléndidas narraciones sobre quebrantos del corazón y sobre flaquezas del espíritu que están protagonizadas (nunca un subtítulo fue tan verdadero y tan atinado) por personas como nosotros: novias infieles que deben enfrentarse a un vuelco en sus vidas; mujeres que tropiezan con antiguas compañeras de instituto; esposas que sufren la humillante realidad de que sus maridos las engañan de forma flagrante; niñas que sienten en su primera revisión ginecológica la incomodidad de unos tocamientos sospechosos; profesores sometidos a una experiencia vejatoria; viudas súbitas; o madres que deben cuidar de la nueva (y al principio indeseada) mascota de su hija. Seres heridos, infelices y atribulados que soportan los oleajes de un océano llamado mundo; y que, como sea, tienen que sobrevivir.

Castro Lago es maravilloso, oigan ustedes. Si yo tuviera 19 años, en lugar de 59, escribiría que soy muy fan. Búsquenlo.

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