Pocas veces habrá escrito Terenci Moix una novela
tan notoriamente fabulística como ésta; y pocas veces habrá tenido que padecer
un prólogo tan pedante, tan chirle y tan esclafado con prosa tan áspera como el
que le perpetra Pere Gimferrer bajo el infuloso título de Frontis. Pero Moix, prosista notable, consigue superar esos
escollos y nos entrega una historia lúdica, desenfadada y llena de graciosos
anacronismos conscientes, en la que los dioses egipcios hablan en latín (Osiris
utiliza el giro rara avis en la página
21); las chicas casquivanas son definidas como “la alegría de la huerta”
(p.226); Tutankamón dice “releche” cuando se enfada (p.255) o es llamado “mamón”
por su arpista favorito (p.375); y el dios Tiempo proyecta para el flautista
homosexual Jonet una secuencia cinematográfica muy conocida (p.381). Juegos, en
suma; sanas diversiones de un Terenci “que soñó Egipto en el vientre materno” y
que ahora, disfrazado de rapsoda o juglar, edifica una historia liviana y llena
de sexo y de humor.
Pero no nos engañemos ni nos dejemos embaucar por
el hábil Terenci. Por debajo de esa aparente frivolidad hay una propuesta
bastante seria, que roza los límites de la melancolía y del dolor de alma:
Nebjeperure Tutankamón, dios encarnado, ha nacido en la Ciudad del Sol (Amarna)
y en ella ha sido educado en la estricta observancia del culto a Atón. De súbito,
niño expulsado de su paraíso, es obligado por las circunstancias a convertirse
en faraón, y debe cambiar de dioses, de familia, de lugar de residencia, etc.
Todo a su alrededor se resquebraja; y su corazón se ve asaltado por la
angustia, la niebla y el desconcierto. Comienza entonces a obsesionarse por la
lucha contra el olvido, que ha engullido su vida pasada y que amenaza con
cubrir de polvo su futuro. Ése es (no dejemos que las anécdotas argumentales de
Ipi, Jonet, Seshat o Merit nos desvíen de la realidad) el núcleo del libro, y ésa
es la lección narrativa y espiritual que Terenci Moix quiere transmitirnos. Una
fantasía jocosa, sí, pero llena de mensaje y de profundidad.
1 comentario:
Sí es jocosa, apuntada.
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