La vida, nuestra vida, toda vida, puede dar un
vuelco radical sin que nos demos cuenta. Es lo que le ocurre a una escritora
llamada Helen cuando, sin pensar en las consecuencias que tendría su decisión,
admite hospedar en su casa durante tres semanas a su amiga Nicola, que está
enferma de cáncer y que viene a Melbourne para someterse a una terapia
alternativa contra la enfermedad. Su aspecto físico es terrible, y las secuelas
del absurdo tratamiento (inyecciones de vitamina C, ventosas, enemas con café
ecológico) no hacen sido erosionar su organismo y sumirla en temblores, fiebres
y oleadas de sudor. Helen acepta el reto con estoicismo y abnegación, cambiando
las sábanas de su amiga, actuando de sirvienta, preparando sus comidas y
limpiando sus residuos. Pero poco a poco la situación se va volviendo
insostenible: Nicola se niega a admitir que los métodos del Instituto Theodore
son tan fraudulentos como carísimos, y desea que su amiga participe de su
entusiasmo (“A mediados de la semana que viene la vitamina C habrá expulsado
esta maldita enfermedad. De verdad, necesito que tú también lo creas”, p.53);
pero Helen, más pragmática y menos ilusa, roza la desesperación, llegando a
increpar a su amiga por su egoísmo (“Quieres seguir adelante con esta farsa,
por eso me echas tu mierda encima. Estoy harta. No puedo respirar”, p.112).
En esta novela deliciosa y terrible asistiremos al
choque de dos personalidades muy distintas, aunque obligadas a convivir en el
espacio claustrofóbico de una casa con un invitado abrupto: el cáncer. ¿Cómo
reaccionaríamos nosotros si nos viésemos en el trance de tener que ayudar a una
persona cuyas ideas chocan con las nuestras? ¿Admitiríamos que tiene derecho a
entusiasmarse con algo que a nosotros nos parece una falacia y un timo? ¿O, por
el contrario, querríamos a toda costa imponerle nuestras opiniones e ideas?
Esta magistral novela de la australiana Helen
Garner (Geelong, 1942) ha sido traducida al español por Isabel Ferrer Marrades
y, según consta en la solapa, es la primera muestra novelística de su autora
que aparece en España. Qué feliz decisión ha tenido la editorial Salamandra de
incorporarla a su catálogo.
1 comentario:
Cuando leí esta novela coincidió con un momento que hacía que esta lectura no fuera la más adecuada. Más que leer el libro lo lloré todo el rato, la tarde en la playa en que me lo leí.
Quizás, pasado ya casi dos años, pueda volver a cogerlo y hacer otra lectura algo más distanciada.
Gracias y un saludo
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