No me queda muy claro, después de leer esta obra, si Azorín pretendía
elaborar con ella un manual de instrucciones, un catálogo de cinismos o una
parodia. Porque, en verdad, la imagen que aquí propone para las figuras
políticas es tan peculiar como sorprendente: les pide que jamás se acuesten
tarde (p.11), que sean unos enamorados del campo (p.12), que no lleven sortijas
(p.14), que no usen colonia (p.15), que lean pocos libros (p.93)… Azorín, salvo
que fuera un iluso redomado o un completo imbécil, no se pudo tomar en serio,
ni formular en serio, estas indicaciones. No tendría sentido moral, ni tampoco
intelectual. Así que yo, desde el capítulo IV, opté por relajarme y tomarme el
volumen como un vademécum irónico, en el que se mezclan las sonrisas, los aforismos
agudos, las sentencias irritantes y las lecturas azorinianas (Gracián, Feijoo,
Saavedra Fajardo, Maquiavelo). Y, empapándolo todo, la especial prosa del
alicantino, con su respiración corta y su ritmo tenue, siempre tan grato de
seguir.
Anoto, como invitación a su lectura y como cierre, algunas frases del
libro, por parecerme las más dignas de reflexión y conservación: “Es achaque de
hombres vulgares el descubrir a todos su pensamiento”. “La fatigosa labor de
sonreír a unos y a otros, de estrechar manos y de proferir cosas frívolas”. “En
estos tiempos modernos en que los juicios se formulan rápidamente y en que todo
el mundo escribe, debemos considerar que existen muchas reputaciones gloriosas
que no tienen fundamento ninguno”. “El elogio de los admiradores es lo que más
pone a prueba la fe y la constancia de un artista”. “Nada hay más
contradictorio que la vida”. “No dé el político en la candidez de creer en la
famosa distinción entre el derecho y la fuerza. No hay más que una cosa:
fuerza”. “Contra lo que el tiempo ha ido estratificando, sólo con el tiempo se
puede luchar”. “La vanidad es el exceso por más; la modestia es el exceso por
menos”. “La exactitud es lo que debe esforzarse en conseguir todo literato y
todo orador”.
1 comentario:
Estrechar manos... Los de ahora, ni saben hacer ese ejercicio.
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