domingo, 31 de mayo de 2009

Tres pasos por el misterio



Si algún profesor que imparta clases en secundaria no sabe quién es el escritor Agustín Fernández Paz es porque algo no funciona bien en el sistema. Un novelista que ha obtenido premios como el Lazarillo, el Edebé, el Barco de Vapor o el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil ha de ser conocido (profesionalidad y pundonor obligan) por todos aquellos que tienen como misión la de contagiar a los más jóvenes el entusiasmo por la lectura, por los libros, por las historias hermosas y bien contadas. Ahora, la editorial Anaya acaba de enriquecer nuestra colección de obras del autor gallego con Tres pasos por el misterio, un volumen donde se dan cita otras tantas narraciones de misterio, intriga y terror, maravillosamente escritas. En la primera, “Las sombras del faro” nos encontramos con Miguel, un hombre de casi cincuenta años que vuelve, tres décadas después de haberse ido, a la localidad de Pontebranca. Allí conoció a Marta... y allí también se vio envuelto en un misterioso enigma que giraba alrededor de un faro al que los lugareños no osaban acercarse. La solución del tenebroso asunto tendrá más que ver (pronto lo descubrirá) con los horrores de la guerra civil española de 1936 que con el mundo de la ultratumba o de la pura fantasía adolescente. La segunda propuesta, menos extensa pero igualmente prodigiosa, lleva por título “La serpiente de piedra” y nos sumerge en un universo bien distinto: ahora leemos las notas que escribe con cierta prisa un hombre que, aficionado desde joven a la arqueología, se fue especializando en la investigación de los megalitos. Un día, la excavación que está desarrollando en A Roza das Modias le depara el descubrimiento de algo increíble: una serpiente articulada, de piedra, que ningún especialista alcanza a explicar, y que él traslada al museo donde trabaja, para exhibirla y convertirla en objeto de admiración. Y ahí es donde se desata la pesadilla: unos extraños visitantes, que resultan ser adoradores de la Diosa Serpiente, comienzan a frecuentar el museo con sospechosa asiduidad. Y realizan extraños rituales nocturnos, donde sangre, locura y siniestros presagios se unen para aturdir al protagonista. Finalmente, la tercera narración, que lleva por título “Una historia de fantasmas”, nos transporta hasta el Camino de Santiago. Unos peregrinos, que distraen el ocio de las noches recitando poemas y contándose episodios de amor, terminarán descubriendo que un libro de José Ángel Valente puede ser el instrumento que utilice un hombre fallecido en un accidente para comunicarse con su amada. Con una prosa estupenda, unos personajes trazados con gran detalle y un manejo prodigioso de los tiempos narrativos, Agustín Fernández Paz vuelve a demostrarnos que la literatura de calidad carece de toda etiqueta cronológica, y que hay auténticos genios de las letras que, por voluntad propia, eligen entre los más jóvenes a sus lectores naturales. Leerlo y admirarlo son operaciones consecutivas. Para comprobar tal afirmación no hace falta más que abrir este volumen y sumergirse en sus primeras páginas. El hechizo de las buenas letras es inmediato.

2 comentarios:

Sarashina dijo...

El sistema no ha funcionado, lo siento. Gracias a ti empieza a funcionar y me apunto a este escritor para el maratón de lecturas juveniles que haré este verano, con el fin de tener un corpus comentado de lecturas y que luego no andemos dando vueltas a ver qué ponemos. Gracias por engrasar el sistema, amigo Rubén.

Vicent Cardona dijo...

He leído una versión en valenciano de Cartas de invierno, otra obra maestra de Agustín Fernández Paz. En valenciano lo edita ED. Bromera. Cartas de invierno os dejarà sin aliento, mis alumnos no han podido resistir el dejar de leer e incluso algunos lo han leído en un solo día.
Sin embargo, otros títulos del autor como "Aire negro" no son tan recomendables.
Saludos!