A
despecho de su carácter sentencioso, el dictamen de que segundas partes nunca fueron
buenas adolece de grietas más que evidentes: pensemos, si así lo desean, en un
solo ejemplo, tan contundente como paradigmático: El Quijote. Entiendo
que no resultará necesario añadir más explicaciones. Cuando llegó hasta mis
manos El Círculo Escarlata, de César Mallorquí, reconozco que no me
agradó leer bajo el título el reclamo “Continuación del gran éxito de Las
lágrimas de Shiva”. No era necesario. Cuántas veces una expectación demasiado
elevada frustra o al menos reduce el placer. Pero me bastó sumergirme en las
primeras páginas para comprobar que, como siempre, el autor barcelonés
desbarata y reduce a cenizas todos los tópicos que se le pongan por delante: la
novela es espléndida.
Volvemos
a encontrarnos con aquellos personajes que nos cautivaron (en Villa Candelaria y
en sus alrededores). Javier, en 1973, estudia la carrera de Física en la
universidad Complutense y, por sorpresa, su prima Violeta lo reclama desde
Santander para que ayude a su amiga Elena a resolver un misterio relacionado
con la Mansión Kraken, de la que es heredera. Eso nos permite descubrir a una
figura tan seductora como rodeada de enigmas: Salazar, ajedrecista, masón,
bibliófilo y propietario de una enorme casona llena de habitaciones ocultas por
la que, al parecer, deambula un fantasma menos amable que el de Beatriz Obregón
(es ruidoso, congela el ambiente a su alrededor, destroza objetos y emite un
hedor nauseabundo). Unamos a esas coordenadas otras mucho más inquietantes, si
eso es posible (“¿Sectas secretas milenarias? ¿Dioses extraterrestres?
¿Sacrificios humanos? ¿Monstruos humanoides anfibios?”, se pregunta Javier en
la página 143; pues sí, también) y obtendremos una novela inolvidable, que no
da tregua a la persona que está leyendo y que lo lleva, saltando como un
caballo de ajedrez, de pasmo en pasmo, de aventura en aventura, de escalofrío
en escalofrío.
Si ya conocen las obras de César Mallorquí, están tardando en conocer esta. Si no es así, están tardando en empezar.
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