Hollywood tiene un poder asombroso,
midásico: convierte en oro popular todo lo que toca. Y cuando, hace meses, se
comentó en los medios de comunicación que iba a estrenarse una película
protagonizada por Tom Cruise y centrada en la fallida operación Valkyria, mucha
gente empezó a interesarse por el tema y a preguntarse qué se ocultaba tras ese
sonoro nombre. Pocos recordaban que, sobre el mismo asunto, se había rodado
unos años antes otra versión, donde el actor principal era Wolfgang Preiss. Y
eran pocos también los que recordaban que tras el nombre de la Operación Valkyria
se ocultaba el último atentado organizado contra Adolf Hitler, en el que Claus
von Stauffenberg fue hombre clave.
Ahora, la
editorial Militaria publica, en la traducción de Sergio Hernández Garrido, el
que quizá sea el libro definitivo sobre ese asunto: Operación Valkyria, de Tobias Kniebe, una rigurosa reconstrucción
histórica y literaria en la que se consultó a los supervivientes, a los
miembros de la familia Stauffenberg y a otros personajes, para hilvanar todas
las piezas del puzzle y mostrarlo con la mayor dosis de exactitud posible.
Conoceremos así al coronel Treskow, que organizó varios de los atentados contra
el jerarca nazi; o al general de infantería Friedrich Olbricht, el auténtico
cerebro de la
Operación Valkyria ; y, sobre todo, a Claus Philipp Maria
Schenk, conde de Stauffenberg, un importante militar del ejército alemán que,
tras sus intervenciones en combate, sufre amputaciones en la mano y pérdida de
un ojo. Él será quien acepte la arriesgada misión de colocar las bombas junto a
los pies de Hitler, durante una reunión en la Guarida del Lobo, sabiendo
que se juega la vida al asumir ese papel.
El atentado
(que se consuma en la página 136 del libro) no alcanzó, como sabemos, el
objetivo previsto. El infame dictador nazi no murió. Y las represalias que
vinieron fueron tan atroces como inmisericordes: el coronel general Friedrich
Fromm se encarga de que todos los conjurados reciban el más duro de los
castigos: la tortura y el fusilamiento. Pero no se acaba ahí la venganza,
porque, una vez que los cadáveres de los conjurados han sido enterrados,
Heinrich Himmler ordena que sean exhumados, para su identificación, humillación
y cremación. Sólo al coronel general Beck se le autorizó un destino menos
oneroso: el suicidio. (Que, por cierto, no culminó bien: se le remató con un
tiro de gracia, tras una prolongada agonía).
Las páginas de
Tobbias Kniebe están escritas con una elegancia extrema, y nos permiten conocer
los hechos históricos como realmente ocurrieron, incluso en sus derivaciones
más próximas a España: el mayor Otto Ernst Remer, que estuvo con los conjurados
y consiguió engañar a Hitler haciéndole creer que estaba de su lado desde el
principio, murió en su exilio marbellí en 1997. Ahórrense la película y léanse
este libro. Es un consejo que me agradecerán.
2 comentarios:
Una visita obligada esta de tus libros.
Saludos.
Muchas gracias. Un placer siempre.
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