A veces, la poesía es una exhibición (Góngora, Pound); y en otras es una expansión (Whitman). También puede ocurrir que los versos de un volumen se adornen, de principio a fin, con las galas tímidas del pudor. Es lo que, según entiendo, ocurre con la obra Crepusculario, de Francisco J. Illán Vivas, un poemario breve y limpio en el que el autor nos invita a pasearnos por sus galerías interiores. Pero, como todos los anfitriones sensibles, lo hace de un modo lento, delicado y paulatino. Así, comienza hablando del incienso, de una pila, de un gato, de árboles y de paleras, de vallas y de bidones... y de pronto, en la última sección del libro, es cuando descubrimos que el autor nos ha ido conduciendo hacia su interior, allí donde los desiertos no son de arena sino de lágrimas, allí donde las nubes no portan lluvia sino dolores, allí donde las bodegas no cobijan aromáticos vinos sino besos naufragados. Cada poema, entonces, se convierte en una polaroid del alma (“Esa instantánea / de quien soy / y cuanto siento”, p.51), en un puente que se tiende para ver si los demás quieren cruzarlo (“No será tan nuestro / nuestro libro de la vida / cuando otros tienen que leerlo”, p.16), en una agónica tentativa de comunicación con nuestros semejantes.
Francisco J. Illán Vivas, con un lenguaje de apariencia sencilla y con versos cortos y exactos, donde importa más el contenido que el continente, nos va entregando revelaciones parciales de su estado anímico (“No puedo evitar / llorar espinas / de tortura”, p.28) y nos acaba confesando la desolación general que lo zarandeó mientras componía estas páginas (“No hay agua donde beber, / y voy sediento, abrasado / por el polvo del camino, / no hay árbol donde cobijarse / de esta vida que me consume”, p.42). En suma, nos encontramos ante unos versos, negros de tinta y rojos de sangre, que convencerán a más de un lector.
21 comentarios:
Pocas veces me he atrevido con la poesía, la verdad. Y siempre, cada vez, cuando llego al final de un poema (¿se siguen llamando así?) me queda la incómoda sensación de haberlo leído mal.
Jajajaja, eso ha estado bien. En realidad, SIEMPRE leemos mal la poesía, porque no podemos estar seguros de lo que quiso decirnos el autor. Pero ten en cuenta, también, que los poemas están sujetos a la interpretación, y que esa libertad no nos la concede casi ningún otro género. Abrazos. (¿Nos veremos en el taller de Lola este año?)
me da miedo aficionarme a la poesía. Y sin vino, no hay Baudelaire que valga.
En el Permanente, sí. En el Avanzado, no lo sé; quería asistir a tus sesiones y a alguna de las de Lola, pero el horario me viene como un tiro. Como un tiro en la sién, para ser precisos. También quería repetir los intensivos de Felix Romeo y Antonio Orejudo, en los que recuerdo haberlo pasado muy bien, pero también tengo problemas con las horas. No creo que pueda con todo, la verdad. Hala, por preguntar. Por cierto... me has pillado
Huy, qué lástima. Bueno, pero seguro que nos terminamos encontrando de una manera u otra.
Para tu desdicha
Conozco al autor desde hace algún tiempo -vía internet, no ha habido ocasión del saludo personal-, y he leído decenas de sus artículos y una de sus novelas, pero la poesía es una de mis asignaturas pendientes. Hasta ahora tenía curiosidad por tener uno de sus libros de poemas en mis manos. Tras leer esta reseña, me temo que la curiosidad ya se ha tornado necesidad. Gracias por avivar mi inquietud con tu texto.
Un saludo
Me está entrando el mismo gusanillo que a Javier Márquez, eso que tengo muchos " deberes " por leer.
Gracias a ti, Javier. Es un libro muy hermoso, muy interior, donde encontrarás al Paco Illán más auténtico y más secreto.
Y gracias también a ti, Ladipego. Sí que es verdad que las novedades literarias nos comen, y que todas las cosas que tenemos pendientes nos pueden llegar a atosigar, pero tenemos que dejar un huequecito para que nos entre la luz, una grieta por la que se nos cuele la belleza. El libro de Paco es una excelente oportunidad.
Yo disfruté mucho sumergiéndome en la piel poética de Francisco Javier Illan, y estoy de acuerdo en ese ritmo sereno y lento que va aproximando al lector hacia el núcleo del poemario y hacia su conclusión, una conclusión de interiores.
Un placer.
Marian Raméntol
Muy cierto, Marian
Querido Paco "pumba", la poesía no es mi fuerte, aunque me permite conocerte mejor y eso me llena de luz, entre tus muchas sombras, en ese viaje interior, también atisbaremos rayitos de luz. Un beso.
La reseña de Rubén Castillo, por buena, cumple con el objetivo propuesto, invitar a la lectura de la poesía de Illán Vivas. Ha sabido extraer versos e indicar temas sugerentes e íntimos en estos poemas que piden ser leídos para bien del lector.
La reseña de Rubén Castillo, por buena, cumple con el objetivo propuesto, invitar a la lectura de la poesía de Illán Vivas. Ha sabido extraer versos e indicar temas sugerentes e íntimos en estos poemas que piden ser leídos para bien del lector.
Muchas gracias a todos los que estáis entrando aquí. Simplemente soy un puente. Las reseñas buenas no son más que ventanas, invitaciones para entrar en los libros. Y este libro tiene un hermoso salón en el que aposentarse
Hola a todos, yo tambien disfruto de la poética y demás del amigo Francisco J. y pienso al igual que Mariam en la serenidad de unos versos íntimos y plenos. Un abrazo.
La poesía, a mi buen entender, es lo que viene a reemplazar la pintura de la individual por la descripción unánime donde el hombre se disuelve.
Y en esas lides, Paco Illán es todo un maestro que sabe mantener un diálogo coherente con su "yo" más profundo, de tal manera que nos vemos contagiados de la magia de sus palabras.
Jo, macho, cuántos poetas. Y prácticamente no entiendo casi nada de lo que dicen.
He leído algún libro de poesía de Paco y la verdad es que me pareció un trabajo honesto, muy sincero y que destilaba gusto y elegancia por los cuatro costados.
Rubén, muy buen comentario hacia esa poesía intimista de Paco Illán. La conozco bien porque tengo sus poemarios, los he leído y hasta los he "meditado" y si hay algo que "me llega" es la sencillez de sus composiciones. Como le dije personalmente, envidio al poeta que transmite tan bien sus emociones, porque soy bastante negada para hacer poesía.
Para tí, mi enhorabuena por ese espíritu crítico positivo y acertado con que has tratado "Crepusculario". Lo has dicho muy bien.
Gracias, Perlita. Compartir la alegría de las buenas lecturas es también una forma de poesía. Y a mí me gusta frecuentarla. Un beso
Publicar un comentario