viernes, 19 de abril de 2019

La amaba




Escondemos secretos y, en ocasiones excepcionales, incluso los podemos contar a alguien especial en un momento especial. Y si esa persona sabe escucharte con atención y toma un extremo del hilo, tirará de él con suavidad, con firmeza, hasta conseguir que te vacíes, que te expliques, que te digas.
En la novela La amaba, de Anna Gavalda (traducida por Isabel González-Gallarza para el sello Seix Barral), la oyente es Chloé, una mujer hermosa que acaba de ser abandonada por su marido y que trata de rehacer su sistema mental y su vida al lado de sus hijas pequeñas. El entorno en que se produce la confesión es una vieja casa de campo que pertenece a la familia de su marido. Y su interlocutor (el dueño del secreto) es Pierre, su suegro, un hombre de gran riqueza que siempre se ha caracterizado por su adustez, su carácter gélido y sus mutismos inaccesibles. Entre estos dos personajes se establece una curiosa química cuando, a través del diálogo que mantienen, ambos descubren que les unen más cosas que Adrien (el marido de una e hijo del otro). En concreto, les une el hecho de haber sufrido un durísimo revés: haber perdido al amor de su vida.
Chloé piensa que la actual esposa de Pierre (Suzanne) es la única que ha reinado en el corazón del empresario, porque la aparente insensibilidad del mismo lleva a pensar en un hombre refractario a las dulzuras del amor. Pero se equivoca… Y lo que escuche durante los siguientes días va a poner del revés todas las ideas preconcebidas que tenía sobre su suegro.
Elegante, sutil, finamente psicológica, construida sobre una dinámica de frases cortas, la novela de Anna Gavalda resulta tan fluida como convincente y permite acceder a los meandros íntimos de una historia amorosa inesperada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy sugerente.Me lo pido para estas vacaciones.

Ana dijo...

Confesiones entre suegro y nuera...una relación curiosa esta. Interesante.