En
todas las vidas hay encrucijadas, puntos de inflexión o episodios oscuros, que,
sin que quizá seamos conscientes, se convierten en centros neurálgicos del
vivir. Pueden ser decisiones equivocadas, pueden ser separaciones erróneas,
pueden ser acciones que, pese a su aspecto indistinto, excavan un lago negro en
nuestro corazón. Rara vez detectamos esos episodios, hasta pasado un tiempo.
Rara vez descubrimos que, desde que se producen, somos esos episodios,
ya para siempre. La bilbaína Elena Alonso Frayle reflexiona en los diez relatos
de este volumen (que se titula Después nos hicimos grandes y que, tras
obtener el premio Camilo José Cela 2023, fue publicado por el sello Trea)
acerca de esos instantes.
En
sus páginas descubrimos a niñas que provocan una muerte aciaga con la simple
enunciación de una frase provocadora; al chico que mantiene un extraño diálogo
con un camionero; a la preadolescente que, sola en casa, juega con el fuego de
la provocación erótica a través de una ventana; al hombre que, tras la muerte
de su tío Andrés, registra sus papeles para descubrir quién fue en realidad su
misterioso amigo Enrico del Regato; a la bella anciana que, después de enviudar,
decide embarcarse en un crucero de lujo para visitar la isla de Redonda (de la
que fue rey el escritor Javier Marías) y cumplir así con la voluntad de su
esposo; a la mujer envarada y de carácter agrio que, muchos años después de
vivir un trauma infantil, decide trasladar su ponzoña a quien fue su compañera
en aquella lejana situación… Todos los personajes viven aquejados por una
culpa, impregnados por un mar de lágrimas o rodeados por una cortina de
nieblas; y todos han de resistir los zarpazos de viejos traumas.
Magistral en la formulación literaria, Elena Alonso Frayle convierte esos traumas en relatos de sofocante intensidad, en cuadros psicológicos de intenso fulgor; y deposita en nuestras manos un volumen espléndido de cuentos, que conviene leer despacio y con toda concentración.
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