lunes, 24 de julio de 2017

Los ángeles custodios



Hay escritores a los que he leído poco, otros a los que he frecuentado con más asiduidad y muy poquitos frente a los que desarrollé durante meses o años una lectura voraz, vertiginosa, irracional. En este grupo último destacan Lope de Vega, Neruda, Borges, Cortázar y Umbral. Hoy revisito uno de los libros de este último: Los ángeles custodios, que me sigue pareciendo un texto magnífico, soberbio y exquisito. Leer a Francisco Umbral fue y es como la droga o como el amor: embriaga, deslumbra, maravilla. Da igual que no respete apenas una línea argumental o que se repita temáticamente; da igual que fuera un malafollá en su vida privada o pública; da igual qué se escondiera realmente detrás de sus desplantes o sus miradas soberbias. Sigo quedándome con el Umbral estilista, con el Umbral proteico, con el Umbral borbotón y metáfora, con el Umbral letras y páginas. Bien por los escritores de raza.
“Armado por la vida hasta los dientes, he dejado un desorden de víctimas en mi biografía interior”. “Lo místico, que no es sino una nota a pie de página del erotismo”. “Toda la vida escribiendo sólo da para llenar un hueco de estantería, sólo mide metro y un cuarto de pared”. “Hay que pasarse para que le respeten a uno (...) El respeto es sólo la forma áulica del temor”. “No veo cómo se puede escribir una sola idea original si no es imitando al que llevamos dentro, imitándose a sí mismo. La literatura es imitación, pero sobre todo imitación de uno mismo”. “La mano es artesana, honrada, obrera, proletaria, trabajadora, incansable, siempre cansada”. “Sin nuestra fe niñoide en las medallas no habría medallas”. “Consisto en mis tópicos. El autotópico es la única verdad de uno. Eso que se llama un estilo literario, un estilo personal, no es sino la consagración de media docena de autotópicos mediante el tiempo, la insistencia y el estilo”. “Una mujer, un hombre, nada, nada se sabe”. “Nuestra corporeidad es la dote que aportamos a nuestra boda con la muerte”. “La eterna juventud hay que perseguirla hacia atrás, como Proust”. “Yo soy simplemente triste”. “El Estado, que vive de prohibir”. “El suicidio es el acto límite del despilfarro: el despilfarro de la propia vida”. “Esa inmensa orfandad que es la fama”. “Elitismo (esa forma elegante de resentimiento)”. “El cofre transparente de una piscina”. “Juventud es amanecer criatura distinta cada día”. “El apóstol prefiere hacer apostolado con un anticlerical a hacerlo con un indiferente. Contra la indiferencia fracasan —y a la larga mueren— todas las Iglesias”. “Sólo la escritura y el sexo detienen el tiempo”. “El castellano se hipertrofia genialmente como estilo en tres escritores: Quevedo, Valle, Ramón”. “El intelectual teme ser utilizado y el político teme los desviacionismos imaginativos del intelectual, del artista, del pensador, del creador, del escritor”. “No soy sino una máquina de recordarte”. “La noche saca de mí un hombre diferente cada día”. “Hay un muerto inquilino dentro de mí”. “La repugnancia vertiginosa y obscena del hombre público, que no supone sino la exhibición más pornográfica del yo”.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Yo he leído con fruición, sobre todo estival, a Lope, Shakespeare, Montalbán, García Pavón, King, Maupassant...a Umbral lo pondría en la categoría: lo poco gusta, lo mucho cansa 😏

Un beso, Profesor!